Yo os voy a recomendar el libro que más he disfrutado leyendo en esta recién estrenada temporada lectora de “primavera-verano”: Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, el séptimo y último libro de la famosa saga. Muchos pensarán que los libros de Harry Potter son cuentos para niños, pero no es así y ni mucho menos éste. Por desgracia, algunos creen que la fantasía sólo es cosa de pequeños. Este libro se publicó en inglés el 21 de julio de 2007, justo diez años después de que apareciera el primero de ellos, Harry Potter y la Piedra Filosofal. Puede que este primero estuviera en un principio destinado para niños, a partir de 9, 10 años, pero la historia y la propia autora ha ido evolucionando en todo este tiempo. Aquellos niños que leyeron el primer libro hoy tienen 10 años más y han crecido al igual que el protagonista, que al principio de este libro está a punto de cumplir los diecisiete años. Aquella primera era una novelita de 254 páginas, mientras que ésta ¡tiene 636!, (aunque no supera las casi novecientas de la quinta parte, Harry Potter y la Orden del Fénix). Pero no es el volumen lo que demuestra la evolución de la historia, creo que son los temas tratados y la forma de presentarlos, lo que marca la madurez del libro y de J.K. Rowling. En esta novela Harry tiene que enfrentarse a problemas emocionales tan duros como es el duelo por la pérdida de los seres queridos, la traición y el miedo a la muerte. Harry ya no es aquel niñito raro, criado en una familia de muggles que no encajaba bien en aquel mundo. Ahora Harry es un joven que ha pasado por trances dolorosos y que sabe que se acerca el reto final, del que no puede escapar, con Vold, bueno, con “Quien-Tú-Sabes”.
Me ha encantado que ésta sea una novela itinerante, porque todas las anteriores transcurrían prácticamente dentro de Hogwarts, el colegio mágico, y ahora podemos acompañar al protagonista por muy diferentes lugares, tomando como punto de partida el famoso número 4 de Privet Drive.
Por supuesto que no os voy a contar el final ¡no cometería tal sacrilegio! sólo os digo que el desenlace es redondo, cierra algún cabo suelto que había quedado desde libros anteriores y nos permite la comprensión total de la historia. Aunque tengo que reconocer que me sobra el último capítulo que ha añadido la autora a modo de epílogo. Creo que es innecesario. Me pregunto por qué lo habrá incluido. Ya me contaréis que opináis vosotros.
He disfrutado mucho leyéndolo, la tensión va creciendo y el ritmo se hace trepidante al final. ¡La verdad es que me ha dado mucha pena que se acabara! Los dos últimos días me lo fui dosificando porque no quería que se me terminara, que desapareciera ese mágico momento que he vivido en los siete últimos años, cuando cumplía mi rito anual de ir al final del curso a comprarme el libro para leérmelo en vacaciones. Me entristece que ya no vaya a saber más sobre mis queridos Harry, Ron, Hermione, Ginny, Luna, Neville (que es mi personaje favorito), Severus Snape, la familia Weasley, el gran Hagrid, Kreacher, Dobby… Que ya no vaya a haber más poción multijugos, más maldiciones Imperius, Avada Kedavra, más Expelliarmus, más Expecto Patronum (por cierto ¿habéis pensado cómo sería vuestro particular Patronus?)… No habrá más elfos domésticos (¡quién tuviera uno en casa!), más duendes, más boggarts, más centauros, más colacuernos, más dementores (¡uy, qué frío de repente!), escregutos de cola explosiva, ghouls, gusarapos, hipogrifos, más lechuzas (querida Hedwig), basiliscos, huevos de quimera, la manada de Thestrals… La verdad es que esta historia contiene un vocabulario tan rico y sugerente que un trabajo para un lexicógrafo en paro podría ser hacer algún mágico diccionario como la enciclopedia que aparece en http://www.bloghogwarts.com/.
Siempre me quedará releerlos y para eso los tengo guardaditos en casa, esperando el momento. Mientras tanto me reservaré para este verano Los cuentos de Beedle el Bardo. La escritora no tenía al principio intenciones de publicarlos, pero imagino que lo pensó mejor y no desaprovechó la ocasión de lanzar otro bombazo editorial (os incluyo la imagen de la portada original del manuscrito que alcanzó la mágica suma ¡de 4 millones de dólares en una subasta!). Leer estos cuentos será una buena forma de matar mi gusanillo.
Por supuesto que no os voy a contar el final ¡no cometería tal sacrilegio! sólo os digo que el desenlace es redondo, cierra algún cabo suelto que había quedado desde libros anteriores y nos permite la comprensión total de la historia. Aunque tengo que reconocer que me sobra el último capítulo que ha añadido la autora a modo de epílogo. Creo que es innecesario. Me pregunto por qué lo habrá incluido. Ya me contaréis que opináis vosotros.
He disfrutado mucho leyéndolo, la tensión va creciendo y el ritmo se hace trepidante al final. ¡La verdad es que me ha dado mucha pena que se acabara! Los dos últimos días me lo fui dosificando porque no quería que se me terminara, que desapareciera ese mágico momento que he vivido en los siete últimos años, cuando cumplía mi rito anual de ir al final del curso a comprarme el libro para leérmelo en vacaciones. Me entristece que ya no vaya a saber más sobre mis queridos Harry, Ron, Hermione, Ginny, Luna, Neville (que es mi personaje favorito), Severus Snape, la familia Weasley, el gran Hagrid, Kreacher, Dobby… Que ya no vaya a haber más poción multijugos, más maldiciones Imperius, Avada Kedavra, más Expelliarmus, más Expecto Patronum (por cierto ¿habéis pensado cómo sería vuestro particular Patronus?)… No habrá más elfos domésticos (¡quién tuviera uno en casa!), más duendes, más boggarts, más centauros, más colacuernos, más dementores (¡uy, qué frío de repente!), escregutos de cola explosiva, ghouls, gusarapos, hipogrifos, más lechuzas (querida Hedwig), basiliscos, huevos de quimera, la manada de Thestrals… La verdad es que esta historia contiene un vocabulario tan rico y sugerente que un trabajo para un lexicógrafo en paro podría ser hacer algún mágico diccionario como la enciclopedia que aparece en http://www.bloghogwarts.com/.
Siempre me quedará releerlos y para eso los tengo guardaditos en casa, esperando el momento. Mientras tanto me reservaré para este verano Los cuentos de Beedle el Bardo. La escritora no tenía al principio intenciones de publicarlos, pero imagino que lo pensó mejor y no desaprovechó la ocasión de lanzar otro bombazo editorial (os incluyo la imagen de la portada original del manuscrito que alcanzó la mágica suma ¡de 4 millones de dólares en una subasta!). Leer estos cuentos será una buena forma de matar mi gusanillo.
Os animo a todos, grandes, pequeños, medianos, a que os metáis en la capa invisible junto a Harry y os trasladéis de su mano hasta este mundo mágico. ¡No os aburriréis!
Desde aquí mando un beso a todos los “potterianos” del mundo, que comprendéis y compartís conmigo la pasión por este libro, especialmente a mi prima Rosana que estaba deseando que yo me lo leyera para poder comentarlo con alguien y también a dos amigas de la facultad, Beatriz y Sol, dos mágicas filólogas.
Patricia del Amo
Desde aquí mando un beso a todos los “potterianos” del mundo, que comprendéis y compartís conmigo la pasión por este libro, especialmente a mi prima Rosana que estaba deseando que yo me lo leyera para poder comentarlo con alguien y también a dos amigas de la facultad, Beatriz y Sol, dos mágicas filólogas.
Patricia del Amo
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