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lunes, 21 de marzo de 2011

DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA / Metapoesía 9 / Jaime Gil de Biedma

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POÉTICA



A Vicente Aleixandre



La nostalgia del sol en los terrados,
en el muro color paloma de cemento
—sin embargo tan vívido— y el frío
repentino que casi sobrecoge.
La dulzura, el calor de los labios a solas
en medio de la calle familiar
igual que un gran salón, donde acudieran
multitudes lejanas como seres queridos.
Y sobre todo el vértigo del tiempo,
el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras arriba sobrenadan promesas
que desmayan, lo mismo que si espumas.
Es sin duda el momento de pensar
que el hecho de estar vivo exige algo,
acaso heroicidades —o basta, simplemente,
alguna humilde cosa común
cuya corteza de materia terrestre
tratar entre los dedos, con un poco de fe?
Palabras, por ejemplo.
Palabras de familia gastadas tibiamente.




Jaime Gil de Biedma



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sábado, 1 de enero de 2011

UN POEMA PARA EMPEZAR EL AÑO

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De nuevo aparece en nuestro blog Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Para que lo vamos a negar: un uno de nuestros favoritos. Este poema con el que arrancamos el año pertenece a su obra Poemas póstumos (1968). Es quizá un poema algo desolado, pero así contrarrestáis el exceso de alegría de hace unas horas. Además, sólo los más mayores lo sentirán en sus carnes.


PÍOS DESEOS AL EMPEZAR EL AÑO

Pasada ya la cumbre de la vida,
justo del otro lado, yo contemplo
un paisaje no exento de belleza
en los días de sol, pero en invierno inhóspito.
Aquí sería dulce levantar la casa
que otros climas no necesité,
aprendiendo a ser casto y a estar solo.
Un orden de vivir, es la sabiduría.
Y qué estremecimiento,
purificado, me recorrería
mientras que atiendo al mundo
de otro modo mejor, menos intenso,
y medito a las horas tranquilas de la noche,
cuando el tiempo convida a los estudios nobles,
el severo discurso de las ideologías
-o la advertencia de las constelaciones
en la bóveda azul…
Aunque el placer del pensamiento abstracto
es lo mismo que todos los placeres:
reino de juventud.
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miércoles, 2 de diciembre de 2009

POESÍA PARA DICIEMBRE

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Bueno, ya está aquí diciembre. Lo recibimos con la melancolía que produce lo que se pierde (otro año más), con el alivio que produce dejar atrás lo que nos hirió, con la esperanza de lo que vendrá y con algo de frío.

Lo vamos a celebrar con un poema de Jaime Gil de Biedma, uno de nuestros favoritos. Ya hablamos de él (nos sirvió también para recibir el mes de junio), así que si sentís curiosidad por este poeta, tendréis que recurrir a "Etiquetas" (a la derecha; por orden alfabético).

Esperamos que este poema no os hiele el alma. Si es así, buscad amable compañía y un rincón cálido; dejáos acunar por la música de las palabras susurradas y abrid vuestro corazón al gozo.

Besos invernales para todos

DEL AÑO MALO
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Diciembre es esta imagen
de la lluvia cayendo con rumor de tren,
con un olor difuso a carbonilla y campo.
Diciembre es un jardín, es una plaza
hundida en la ciudad,
al final de la noche,
y la visión en fuga de unos soportales.
Y los ojos inmensos
-tizones agrandados-
en la cara morena de una cría
temblando igual que un gorrión mojado.
En la mano sostiene unos zapatos rojos,
elegantes, flamantes como un pájaro exótico.
El cielo es negro y gris
y rosa en sus extremos,
la luz de las farolas un resto amarillento.
Bajo un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,
innoble, como un trapo, mojado hasta los cuernos.
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Jaime Gil de Biedma


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lunes, 1 de junio de 2009

UNA POESÍA PARA JUNIO

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NOCHES DEL MES DE JUNIO
A Luis Cernuda


Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve) porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.

Jaime Gil de Biedma


JAIME GIL DE BIEDMA
(1929-1990)

Jaime Gil de Biedma nació en Nava de la Asunción (Segovia) en el seno de una familia burguesa que se trasladó a Barcelona. Estudió Derecho y ocupó un alto cargo en la Compañía de Tabacos de Filipinas. Pero la contradicción anidaba en él: sus simpatías con el marxismo y su homosexualidad distorsionaban la imagen del perfecto burgués que le había deparado el destino. Quizá la Literatura le salvó del abismo (o no).
Leyó y amó la poesía anglosajona, a Baudelaire, la literatura medieval y –sobre todo—al poeta Luis Cernuda. Volcó todas esas pasiones en su poesía, que se caracteriza por una vuelta a la racionalidad y un alejamiento del Surrealismo y de sus imágenes innecesarias. Es un rasgo generacional que comparte con otros poetas de los 50. La poesía se hace contemporánea y más cruda, pero no pierde ni un ápice de su sentido poético. Estamos ante la llamada “poesía de la experiencia”.

En sus obras de los años cincuenta y sesenta van a alternarse los temas “sociales” (denuncia de la hipocresía, denuncia de la miseria del sistema capitalista, la España oprimida o la discriminación de la mujer) con la poesía amorosa cargada de erotismo: Compañeros de viaje (1959), A favor de Venus (1965), Moralidades (1966), Poemas póstumos (1968).

En los años setenta sufre una crisis. Impregnado de nihilismo y desesperanza, reniega de la incapacidad del pueblo español para cambiar su historia y del conformismo que impregna todos los sectores de la sociedad (estamos en la época de la transición). En su poesía, pasa del “nosotros” al “yo” y se cuestiona su propia vida: él mismo se veía atrapado en la apatía y el conformismo burgués que tanto odiaba. Prácticamente abandonó la escritura. Falleció el 8 enero de 1990. Fue, sin duda, un gran poeta.
Lola Sevila
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