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viernes, 1 de junio de 2012

LOS MESES DEL AÑO EN EL CINE (VI): JUNIO



Después de mayo, el revolucionario mayo, el mes de junio nos parece descafeinado. Los exámenes, las obligaciones, los suspensos, el fin de curso. El calor... Ya no es lo mismo. Pocas películas encontramos de interés.
Hay una española del año 1960 de un argentino llamado Demichelli. Puede que la hayan echado por televisión. El tema: la noche de San Juan que invita a hacer locuras... hasta un límite. Una comedieta de la época...
Hablando de San Juan. El sueño de una noche de verano de Schakespeare ha sido adaptado muchas veces al cine con la sempiterna música de Mendelssohn. Hay una adaptación del año 1999 de Michael Hoffmann. Es aceptable, pero el reparto está muy descompensado y el conjunto flaquea.



Más antigua y más encantadora es la versión de William Dieterle y Max Reinhardt. Es una pequeña delicia en el que encontramos humor y fantasía.



Un acontecimiento que ha dado mucho jugo es el desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944. Y muchas películas, sobre todo americanas, han mostrado el acontecimiento desde diferentes puntos de vista.
Del año 1956 es una de Henry Foster. Puro patriotismo.



Por supuesto, El día más largo de 1962. Dedicas toda la película a buscar a las estrellas que van a ir apareciendo en el metraje. Aquí se pueden ver algunas de ellas.




Un gran espectáculo, sin duda, que intenta ofrecer todos los puntos de vista posibles. Hollywood en estado puro. Palomitas y a disfrutar.



Salvar al soldado Ryan es la típica película de Spielberg. Que sí, que es un buen director, -reconozco sus virtudes, que las tiene- pero a veces te hartas de sus muchos defectos, entre ellos, una cargante sensiblería. Para quien la soporte, aquí tiene la película completa.



Voy a mencionar dos películas que, aunque no aparece Normandía en ellas, sí tratan de la segunda guerra mundial desde otro punto de vista, mucho más crítico, más reflexivo, más ambiguo.

El primero es la de Clint Eastwood. Uno de los grandes. Digno heredero de John Ford. En Banderas de nuestros padres se pregunta si la mentira o las medias verdades son validas en una guerra. La famosa fotografía de Iwo Jima sólo es una excusa para profundizar en las contradicciones humanas de sus personajes.



La cruz de Hierro de Sam Peckinpah es también muy interesante. Es cierto, es en el frente ruso donde suceden los hechos, pero me viene muy bien para hablar de otro director que nos ofrece una visión de la guerra muy diferente. El punto de vista es el de unos soldados alemanes que están hartos de todos y de todo. Y la visión de Peckinpah -uno de los mejores en reflejar la violencia y sus consecuencias- es pesimista y, al contrario que Spielberg, nada sensiblera ni patriótica.



La guerra, diría Peckinpah, es una mierda y punto.

Hablemos de John Ford. Es un día caluroso de junio cuando Liberty Valance es asesinado por el hombre que mató a Liberty Valance. El final de la película es triste, melancólico; la verdad no interesa y no hace felices a los personajes, sino desgraciados.



Para terminar recordemos que las vacaciones están a punto de llegar. En 1969 Stanley Donen dirigió un guión maravilloso, uno de los mejores que conozco, de Frederic Raphael. Sus protagonistas son Audrey Hepburn y Albert Finney. Es una película perfecta. Todo funciona a las mil maravillas. Cuenta la vida de un matrimonio a lo largo de diez años: sus comienzos, el enamoramiento inicial, sus crisis de pareja, sus discusiones, el egoísmo de ambos, sus momentos buenos, los malos... todo esto de modo original y divertido utilizando con mucha inteligencia como leitmotiv los viajes a Francia en coche -a veces de vacaciones; a veces por razones de trabajo- que lleva a cabo la pareja. Y los dos personajes son complejos y atractivos, contradictorios. Y te ríes y lloras con ellos. Y la música de Mancini acompañandolos...

 

 Pues eso, que las vacaciones ya están aquí.
Hasta julio.

sábado, 20 de junio de 2009

DÍA DEL ESPAÑOL

LA LENGUA QUE NOS UNE

Hoy 20 de junio se celebra el Día del Español y desde aquí queremos sumarnos a las diferentes actividades que se están organizando desde las sedes del Instituto Cervantes, organismo oficial de enseñanza de nuestra lengua por el mundo.



¿Sabéis cuántas personas hablamos español? No somos 50 ni 100 millones, no, ¡somos 450 millones de hablantes, que se dice pronto! Tras el chino mandarín es la lengua más hablada en el mundo, por número de personas que la tenemos como lengua materna. Además, es el segundo idioma más estudiado, tras el inglés, con unos 17 millones de estudiantes, según unas fuentes y casi 40 millones según otras. Os mostramos un mapa en el que podéis ver la distribución de nuestra lengua en el mundo. En un color más claro se marcan otros países en los que se habla español aunque no sea la lengua oficial.






Aquí tenéis el enlace con las actividades que organiza el Instituto Cervantes http://www.cervantes.es/FichasCultura/Ficha56758_00_1.htm
Y como homenaje a nuestra lengua, aquí os dejamos este bellísimo texto del gran poeta chileno Pablo Neruda:

“[...]. Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció...Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos [...]. Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos lo dejaron todo... Nos dejaron las palabras”.
Pablo Neruda
Confieso que he vivido
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