Cuando vosotros erais aún unos pequeños traviesos, una escritora extremeña llamada Dulce Chacón publicó una novela titulada La voz dormida. Este texto es una de esas obras que surgen después de un largo periodo de entrevistas a diferentes personas que padecieron las atrocidades que se cometieron en una España que empezaba a amanecer. El objetivo que tenía la autora era mostrar al mundo un periodo de nuestra historia que ciertas personas llevan años intentando conseguir que se olvide, en este caso las protagonistas son las mujeres. Seguramente, si el autor de este libro fuera Dan Brown (El Código Da Vinci) o J.K. Rowling (Harry Potter), una repercusión mucho mayor hubiera tenido. Pero no os preocupéis, estos tiempos no se olvidarán tan fácilmente, ya que siempre aparecen escritores con suficiente sensibilidad con estos temas del pasado, como Dulce Chacón así lo era, que escriben este tipo de historias para que nadie las pueda borrar nunca y queden en la memoria de nuestro pueblo.
No os voy a contar el libro, quiero que lo leáis en algún momento de vuestras vidas, de verdad, si no queréis ahora, en otro momento, estoy seguro que alguna vez podréis hacerlo. Este texto que escribo no tendría ningún sentido si no hablara de una de sus protagonistas: Tensi. Esta jovencita cordobesa es una presa que está recluida en la Cárcel Provincial de Mujeres de Ventas, situada en Madrid. Y os preguntaréis, ¿por qué Tensi está en la cárcel? ¿Ha cometido algún crimen? No, Tensi no cometió ningún crimen, Tensi no mató a nadie, Tensi hizo una cosa que a un determinado tipo de gente no le gusta: Tensi sólo pensó y pensó de manera diferente. ¿Y sólo por pensar era causa suficiente para ser condenado a prisión en aquellos tiempos? Sí, en la España del año 1939 pensar en un sentido diferente a los principios que marcaba la dictadura, era razón suficiente para ser condenada y Tensi así lo había hecho. Tensi fue procesada por adhesión a la rebelión (esto significaba que la dictadura franquista pensaba que a través de la desobediencia civil o de las armas intentabas destruir la autoridad que ellos habían establecido). ¿Y sabéis qué pena conllevaba esta acusación? Unos largos años en prisión o la peor de todas las penas: la pena de muerte, que se haría efectiva delante de un pelotón de fusilamiento.
Quizás pudiera parecer que Tensi es sólo un personaje de novela, una chica que aparece sólo en los libros, pero es una realidad, una realidad que representa a una de esas miles de jovencitas, mujeres o ancianas que fueron hacinadas en las cárceles españolas sin ningún tipo de justificación, muchas de ellas condenadas a muerte por tribunales militares y ejecutadas en sucesivas noches de divina venganza, frente a las tapias de los cementerios, impidiendo que sus familiares pudieran darles una digna sepultura. Su delito, el mismo que el de Tensi: pensar diferente. Imaginad toda esta situación y ahora pensad lo duro que tenía que ser esta vida para una mujer embarazada, pues Tensi estaba embarazada.
Lo que pasará con el fruto de ese vientre inocente (que lo primero que vieron sus ojos fueron las cuatro oscuras paredes de una celda), con la hermana de Tensi, Pepita, y con el resto de personajes, lo tendréis que descubrir leyendo la novela o viendo la película homónima, que ha sido adaptada recientemente al cine por el director Benito Zambrano y que está todavía en las carteleras.
Sólo me queda deciros que este texto está escrito para que jamás en nuestra Historia vuelva a haber una voz dormida.
En homenaje a todas esas mujeres, que como Tensi, sufrieron, lucharon y murieron por la LIBERTAD.
RICARDO MARCHAND AGUILERA, antiguo profesor del IES El Olivo.
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