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martes, 16 de noviembre de 2010

Solución al Enigma-3



Dido y Eneas son los personajes de los que se sirve Virgilio para justificar la eterna enemistad existente entre las dos grandes potencias mediterráneas de la antigüedad, Cartago y Roma.

Eneas era un príncipe troyano, hijo de la diosa Venus, que huyó de su tierra tras la guerra de Troya por decisión de los dioses para fundar una nueva patria.




Las penalidades del héroe romano surgen de la enemistad entre dos diosas, Venus, su madre, y Juno, esposa de Júpiter y diosa del matrimonio; Juno se había convertido en enemiga de la estirpe troyana cuando Paris, el hijo de Príamo, rey de Troya, la había rechazado como la diosa más bella y se había decidido por Venus en el "famoso juicio."


Tras andar errante Eneas por el mar durante siete años, una tempestad lo rechazó hacia la costa de Cartago, en África,de donde Dido era reina.









Dido quería enterarse de todos los sufrimientos de Troya y de sus habitantes y las respuestas de Eneas la hacían ir enamorándose cada vez más profundamente de él.







En el cielo, las dos diosas siguieron conspirando para que Cartago y Troya no se separasen, pero con propósitos distintos, Juno para que la relación llegara a buen término, al matrimonio, y Venus para que su hijo descansara en medio del amor y así, más adelante, pudiera fundar la ciudad a la que estaba destinado. Decidirán su boda en una cueva, a escondidas de todos, en el curso de una cacería.


Cuando la cacería estaba casi acabada, Juno desata una gran tempestad y cubre con una nube a los amantes; estos deciden refugiarse en una cueva donde Dido se entrega a Eneas.




Pero ya va siendo demasiada la tardanza, así que Júpiter envia a Mercurio a la tierra y ordena a Eneas que cumpla su destino y busque la nueva patria. Por ello el piadoso Eneas manda que sus compañeros armen sus naves y se alejen de las orillas de Cartago. Así lo hacen al amanecer y Dido ve la partida desde las altas murallas de la ciudad con inmenso dolor.

La historia de este amor acaba con el suicidio de la reina. Ante la ausencia de Eneas, preparó una pira con gruesas maderas y se colocó encima de ella. De nada sirvieron las súplicas de su hermana. Tomó una tea, prendió la pira y se suicidó con una espada.




No fue esta la última vez que Eneas vio a Dido. En su bajada al Infierno la reconoció entre las almas que por allí vagaban. De nuevo le explicó las razones que le llevaron a salir de Cartago, pero ella ni lo miró ni le habló, a tanto llegaba su odio hacia la persona a la que tanto había amado.






Así que las respuestas al Enigma son:


1ª- Eneas y Dido


2ª- Juno era enemiga de los troyanos por haber sido rechazada en el Juicio de Paris por dicho príncipe troyano en favor de Venus.


3ª- Se volvieron a encontrar en el Infierno o Hades.


Han contestado acertadamente, además de Lola Sevila e Isabel Sánchez, los alumnos:


1- Fátima Lemalem


martes, 19 de octubre de 2010

Solución al Enigma-1

Os contaré la leyenda:


Eneas era un príncipe troyano, hijo de la diosa Venus, que huyó de su tierra tras el fin de la guerra de Troya para fundar una nueva patria.


Es frecuente ver en imágenes a Eneas mientras huye de Troya llevando sobre sus hombros a su viejo padre Anquises con los Penates de Troya. El niño a los pies de Eneas es su hijo Ascanio, llamado también Iulo, cabeza de la familia de la gens Julia, de la que descenderá directamente el emperador Augusto.







Huyendo de Troya, una tempestad lo arrojó a las costas de África donde fue acogido por Dido, reina de Cartago, que se enamoró del héroe. La reina deseaba que Eneas, convertido en su esposo, permaneciera con ella para siempre, pero, exhortado por Mercurio, el héroe volvió al mar para cumplir su destino y Dido, desesperada, se quitó la vida.

Eneas desembarcó en Italia, en las proximidades de Cumas, y preguntó a la famosa Sibila, que lo condujo a los Infiernos donde se le confirmó el destino que le aguardaba: fundar una nueva patria en el lugar en que un día surgirá la ciudad de Roma. Retomando el viaje, el héroe troyano llegó al Lacio, a la desembocadura del Tíber, donde fue acogido por el rey Latino. Allí fundó la ciudad de Lavinio, por el nombre de su nueva esposa Lavinia, la hija del rey.










A la muerte de Eneas, reinó en una nueva ciudad llamada Alba Longa su hijo Ascanio, al que sucedió Silvio y después Proca, que engendró a dos hijos, Numitor y Amulio. El reino le correspondía por derecho a Numitor, pero su hermano, llevado por el deseo de poder, lo destronó. Además, hizo matar a sus sobrinos varones, dejando viva exclusivamente a la única hija de Numitor, Rea Silvia, ya que era sacerdotisa de la diosa Vesta y éstas no podían tener relaciones sexuales con varón alguno. Pero Rea Silvia dio a luz del dios Marte a dos gemelos, Rómulo y Remo. La noticia llegó rápidamente a oídos del rey quien encarceló a la joven e hizo matar a sus dos hijos.







Encargó a sus servidores que les arrojaran al río Tiber en una cesta, pero el río se desbordó y los niños fueron echados por la corriente a la orilla del Tiber, donde fueron recogidos por una loba que les amamantó en su cueva. No se sabe si sería un animal o una mujer de costumbres licenciosas, pero la palabra latina lupa, loba, está relacionada con la castellana lupanar o burdel, así como con las fiestas Lupercalia.
Unos pastores los encontraron y les dieron cobijo en su choza durante su infancia y pubertad hasta que lograron restablecer a Numitor en el trono. Éste les ofreció ser sus herederos, pero estos prefirieron fundar una nueva ciudad no lejos de allí, junto al Tiber, Roma.
Pronto nacieron las desavenencias pues los dos querían mandar. Ante la duda acudieron a los augures para que dictaminasen: el augurio se presentó antes a Remo que vió seis buitres, aves que servían para predecir el futuro; pero Rómulo le ganó en el número de buitres, doce.






Lucharon entre sí y salió vencedor Rómulo que mató a su hermano gemelo por violar el rito de fundación de la ciudad consistente en hacer un surco con un arado en el lugar previsto para ella.
Aceptó en su ciudad a todos los extranjeros que quisieran quedarse en ésta y les proveyó de mujeres que les dieran hijos raptando a sus vecinas, las
Sabinas, a las que había invitado a una fiesta, según cuenta la leyenda.


Por lo tanto las respuestas al Enigma serían las siguientes:


1- Rómulo y Remo. Sobrevivió Rómulo tras matar a Remo, su gemelo.
2- Fue el primer rey de Roma.
3- El rapto de las Sabinas


¿Os ha parecido muy difícil? Espero que no y que hayáis aprendido algunas cosas que no sabíais antes, además de, claro, disfrutar investigando un poquito.


Los alumnos actuales que han participado y acertado han sido:


1- Laura Carrobles (1º Bach. Human.)
2-Karla Navarrete (1º Bach. Human.)
3- Paula Todirica (1º Bach. Human.)
4- Sonia Abdelhamid (2º Bach. Human.)
5- Fátima Lemalem (2º Bach. Human.)
6- Manuel de Jesús (1º Bach. Human.)
7- Dayana Rosero (1º Bach. Human.)


Como siempre, agradezco muchísimo la participación de profesores, seguidoras como Isabel Sánchez, antiguos alumnos (Vanesa Fuster)...


Mª Jesús Prieto. Dep. Latín

martes, 3 de noviembre de 2009

Solución al Enigma 2


Y vamos con las respuestas al Enigma-2

Las sibilas eran mujeres con el don de la profecía y éste era inspirado por el dios Apolo. Una de las más importantes en la mitología romana fue nuestra protagonista, la Sibila de Cumas (ciudad de la costa de Campania en Italia).


De ella se dice que, tras haber cogido un puñado de arena entre sus manos, formuló un deseo a Apolo y pidió vivir tantos años como partículas de tierra hubiera en sus manos. Al concedérselo el dios, vivió 9 vidas humanas de 110 años pero, como se olvidó de pedir la eterna juventud, cuentan que, al final, tan pequeña y consumida estaba, que sólo fue voz.






El genial Miguel Ángel Buonarroti tuvo una deferencia hacia estas sibilas cuando pintó la Capilla Sixtina retratando a cinco de ellas e intercalándolas con los cinco profetas bíblicos principales. Una de las que inmortalizó en esta obra magna de la pintura fue la sibila cumana.



Según recoge Virgilio en la Eneida, en el libro VI, fue ella la encargada de guiar al héroe Eneas en la búsqueda de su padre por el Hades.




Eneas y la Sibila de Cumas


El poeta latino, en su inmortal obra describe primero su cueva en Cumas, desde donde realizaba las profecías.

Al parecer quien quisiera consultar a la sibila debía atravesar una galería, de ciento siete metros de longitud, flanqueada por otras doce galerías más cortas a través de las cuales entraban los rayos del sol. Al final había un vestíbulo en el cual el visitante esperaba a que se le comunicase el veredicto. Según cuenta Virgilio, ésta transmitía su oráculo a través de aquellas aberturas laterales mediante cien voces distintas.






Para vuestra información, aún se conserva esta extraña residencia y en la actualidad, por lo tanto, todavía puede ser visitada.



El héroe, fugitivo de una Troya devastada, tras encontrar a la Sibila, tiene que convencerla de que le acompañe por el Hades. Ésta, conmovida y en trance, le enseñará cómo llegar, por el lago del Averno -a sólo un par de kilómetros de la cueva-, hasta el más allá donde viven los muertos, incluido su padre, Anquises.










Lo más destacable de las súplicas de Eneas a la Sibila es su referencia a otras bajadas al infierno de personas vivas; Eneas le pide obtener el mismo privilegio que tuvieron Orfeo, Pólux y Teseo, los cuales pudieron bajar al Averno para encontrarse con sus seres queridos.




Orfeo y Eurídice


Una vez convencida, la Sibila advierte a Eneas de que la bajada al Averno es sencilla ya que la puerta está abierta de par en par. Lo difícil y arriesgado es salir. Además antes de adentrarse, Eneas tendrá que encontrar un ramo de hojas de oro y sólo después de encontrarlo podrá comenzar la aventura. La Sibila es más que un guía pues a lo largo del camino explicará la geografía del Averno y además irá narrando los sucesos que no están a la vista de Eneas.






Lago Averno



Tras cumplir todos los requisitos, ambos personajes se ponen en marcha y la Sibila tendrá que tratar con Caronte y con Cerbero para que permitan su paso a Eneas.





Cerbero


En el mundo greco-romano no existía un espacio diferente para las almas “buenas” y para las almas “malas”, al menos no totalmente separado. En el Hades se encontraban todas las almas, independientemente de sus virtudes o defectos en vida.




No obstante, el Hades estaba dividido en tres diferentes zonas: La entrada al infierno, el Tártaro y los Campos Elíseos.


En la primera zona, la entrada al infierno, los dos ríos que aparecen son el Aqueronte y el Estige. Las almas que allí se encuentran están desesperadas, temerosas ante un porvenir que no pueden controlar.







En el Tártaro nos encontramos con el río Flegetón cuyas aguas son calientes, torrentosas y violentas. Las almas que allí se encuentran son las almas condenadas. En la última zona, los Campos Elíseos, las almas se encuentran tranquilas una vez perdonadas. De la misma forma, el río que allí nos encontramos, el Leteo, muestra sus aguas claras y mansas. Además sus aguas proporcionan a los que las bebe el olvido.



Eneas se encontró con su padre y también con Dido, que, junto a su marido Siqueo, se negó a dirigirle la palabra.


También vió Eneas a otros personajes del pasado y, sorprendentemente, a muchos del futuro. Anquises va mostrando a su hijo las almas de aquellos que harán famoso el nombre de Roma, desde Silvio, el hijo que le dará Lavinia, hasta Marcelo, el hijo de Octavia, la hermana de Augusto, al que el destino no permitirá demostrar su valía.
(Ingeniosa licencia literaria del poeta Virgilio para alabar al emperador del momento, Augusto)

Eneas salió del Hades por la puerta de marfil de los sueños.


Se cuenta que, además, la Sibila se presentó ante el rey de Roma, Tarquinio Prisco y la anciana pidió un elevado precio por nueve libros que ofreció al monarca, pero el rey burlándose de ella se negó a pagarlos. La anciana quemó tres, y pidió el mismo precio por los seis restantes.
De nuevo el rey se negó y la anciana quemó otros tres. Finalmente, bien por la curiosidad que despertó en él, bien por consejo de los augures, compró los tres libros restantes, al mismo precio
marcado al principio por los nueve.







Sibila de Cumas en los Museos Capitolinos




Estos libros, llamados Libros Sibilinos, fueron guardados en el templo de Júpiter Capitolino y eran consultados en muy contadas ocasiones. Estaban escritos en griego, en hojas de palmera. Pero, ¡ay! los libros fueron destruidos en un incendio en el año 83 a. C. Posteriormente, se reunieron unos nuevos Libros Sibilinos, formados por antiguas profecías de las Sibilas recogidas de todos los lugares donde hubo alguna. Luego, en el siglo V d. C. fueron quemados definitivamente por los cristianos.

¡¡Por cierto!!
Como podéis imaginar y por pura lógica para que siempre acertaran, las respuestas de las sibilas, de los oráculos y, en general, de todos los profetas o personas que dicen adivinar el futuro, suelen ser muy ambiguas.

Ésta fue, por ejemplo, una de las respuestas de la Sibila de Cumas a un hombre que había preguntado si moriría o no en la guerra:

" Ibis redibis non morieris in bello "

si ponemos las comas o hacemos las pausas así:

Ibis,redibis,non morieris in bello

estaría diciendo: "Irás, regresarás, no morirás en la guerra"

Pero si las ponemos así:

Ibis,redibis non,morieris in bello

diría: "Irás,no regresarás, morirás en la guerra"




¡¡¡Fijáos la importancia de los signos de puntuación, chicos!!!

En fín, las respuestas por tanto al Enigma propuesto eran:



1ª- La Sibila de Cumas que residía en dicha ciudad
2ª- Eneas
3ª- Los Libros Sibilinos



Y los tres primeros alumnos que han acertado han sido:

1º- "Ace"
2º- Borja
3º- Juanjo

pero también han dado las respuestas correctas: Isabel, Sonia y Fátima.

¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!
¡¡¡ESPERO QUE HAYÁIS APRENDIDO!!!