martes, 30 de junio de 2009

DESPEDIDA

TIEMPO DE MARCHARSE

Los primeros momentos son de incredulidad; después vienen la lógica incertidumbre y el vértigo ante lo desconocido. Pasan unos días y ya lo asumes: es definitivo; es la hora de marcharse.

Es claro que todo tiene un principio y un final. Llegué a El Olivo por azar, porque era mi destino. De la misma forma me marcho; otro destino me espera, no muy lejos de aquí.

Estoy convencida de que dejo El Olivo en uno de sus momentos más creativos. Es un Olivo con las raíces firmemente sujetas al suelo. Sus hojas, siempre eternas y verdes mirando al cielo. Su porte, esbelto y elegante. Un Olivo maduro. Un Olivo con grandes y pequeñas inquietudes. Este magnífico blog, la revista, el coro, las actividades plásticas y deportivas son solo una pequeña muestra de lo que El Olivo es hoy. Pero sobre todo el quehacer diario, a veces tan sufrido, de todos sus profesionales. Entre todos construimos este Olivo.

Haciendo limpieza en mis armarios, puesto que hay que hacer sitio para el profesor que vendrá, me he encontrado unas viejas fotografías. Hace muchos años unos cuantos alumnos y profesores, muchos de los cuales ya no están, estuvimos plantando los árboles y arbustos que hoy podemos disfrutar en el patio interior. He creído oportuno publicar algunas, porque muchas veces nos creemos que las cosas han sido siempre como son. Y no es así. El tiempo pasa, pero todas y cada una de las cosas que existen tienen un origen y se deben a la idea de alguien, a la ilusión de muchos y al esfuerzo de todos.







Hay que saber marcharse. Hay que saber cerrar las puertas cuando hay que cerrarlas y abrir las siguientes. Al fin y al cabo en eso consiste nuestra existencia.

En El Olivo hemos vivido momentos muy duros, pero también muy felices. Me llevo conmigo todos esos momentos felices, momentos en los que te das cuenta que nuestra labor docente es una de las profesiones más bellas que existen. Si hemos podido aportar nuestro minúsculo grano de arena a construir personas, buenas personas, esa ya es una satisfacción enorme para mí. Los conocimientos son una cosa. Tienen su importancia. Pero estoy convencida que los profesores enseñamos mucho más, aunque a veces no nos lo creamos o nuestra ardua tarea no nos lo deje ver.

A pesar de los momentos tremendamente difíciles que hemos vivido, tenemos un Olivo que siempre nos ha dado frutos. En ocasiones antiguos alumnos vuelven a nuestro centro a por algún papel o simplemente para saludar. Hablas con ellos y adviertes que son personas capaces de afrontar sus vidas con decisión. Y sientes alegría por ellos y orgullo, claro que sí, de ellos. En sus ojos hay una expresión mezcla de cariño y agradecimiento. Creo que guardan un buen recuerdo de nuestro Olivo. Yo también lo guardaré, estoy segura.

Antes de terminar este escrito quiero agradecer el magnífico trabajo de Yolanda, Lola y Patricia, pues sin ellas este estupendo blog no habría sido la realidad que es hoy: un excelente canal de comunicación para todos y una ventana por la que el mundo y nuestro Olivo se asoman cada mañana.

Acabo ya con uno de mis versos favoritos de mi querido Antonio Machado:

"... Y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar."



Y otros de mi también querido Miguel Hernández:

"Sonreír con la alegre tristeza del olivo,
esperar, no cansarse de esperar la alegría.
Sonriamos, doremos la luz de cada día
en esta alegre y triste vanidad de ser vivo."


Un saludo para todos y felices vacaciones.

Lourdes Carnero Ortiz, profesora de Biología y Geología
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Te queremos Lourdes¡¡¡No te olvidaremos¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Todo lo que has sembrado (en sentido real y metafórico) va ha seguir creciendo sin tu mirada, pero con tu recuerdo.