El 24 de octubre se celebra todos los años el Día Internacional de la Biblioteca. En España se celebra desde 1997 gracias a la iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, y con el objetivo de fomentar el uso de las bibliotecas entre los más jóvenes; aunque ese objetivo se ha extendido también al mundo adulto.
Uno de los eslóganes que se usó hace algunos años para este día decía que “donde hay una biblioteca hay una luz”. Es cierto, una biblioteca es “luz” en el sentido que se le dio en la Ilustración del siglo XVIII; y es luz que llega –o puede llegar- a TODOS: es una LUZ DEMOCRÁTICA.Nosotros, desgraciadamente, vivimos en un mundo de tinieblas. Madrid es la comunidad autónoma que menos bibliotecas tiene por habitante: salimos a una biblioteca por cada 30.970 habitantes. La Comunidad extremeña es la que ofrece mejores datos: 2.465 personas por biblioteca. Son datos del Ministerio de Educación recogidos en Las bibliotecas públicas en España. Dinámicas. 2001-2005 (2008). Tinieblas.
Se oye hablar de volúmenes de negocio, de turismo, de beneficios y pérdidas…; tenemos trenes de alta velocidad que nos llevan en un santiamén a muchos sitios, en Madrid está el aeropuerto más vistoso y (probablemente) caro del mundo, contamos con autopistas de peaje radiales que nos ayudan a huir con más facilidad, quieren celebrar aquí unos Juegos Olímpicos… Pero no tenemos bibliotecas para volar, para viajar en el tiempo y en el espacio, para enriquecernos con la única riqueza que merece realmente la pena o para ejercitar nuestras neuronas. Tinieblas.
Y si nos centramos en lo más cercano, en los centros de enseñanza pública (que es la que nos interesa), ya no son tinieblas, es la oscuridad más absoluta. Se supone que la biblioteca de un centro educativo ha de ser eso: EDUCATIVA, que ha de ser algo más que un almacén donde los libros cogen polvo o un lugar donde se lleva a los alumnos para que pasen el rato. Tendría que ser un centro de animación a la lectura; un lugar donde se activara la curiosidad de alumnos (y profesores); un lugar abierto también a los padres para que pudieran compartir con sus hijos la experiencia del conocimiento y la cultura… ¡Tendría que ser tantas cosas! Para empezar, tendría que estar gestionada por un profesional, por uno de esos miles de bibliotecarios parados que están deseando poner en práctica sus conocimientos y sus habilidades. No hay dinero, ya (al menos para estas tonterías). En el mejor de los casos, las bibliotecas de los centros educativos están en manos de profesores con buena voluntad y vocación apostólica (dispuestos a difundir la palabra escrita por el mundo). Es el caso de la persona que lleva el blog PARLANDO LIBROS del IES Tierno Galván de Parla (el enlace lo tenéis ahí, a la derecha). Desde aquí le dedicamos este día, porque se lo merece.
Y si la descrita es la situación de las bibliotecas de los institutos, a partir de ahora van a ser auténticos agujeros negros. Por poner un ejemplo: la de nuestro centro sólo permanece abierta algunas horas. Se ha intentado que estuviera abierta por lo menos en los recreos, pero no se ha conseguido que sean todos. Los martes ni siquiera en el recreo. Hace poco, un martes, pude ver cómo varios alumnos, a la hora del recreo, se sentaban en el suelo del pasillo de la biblioteca para hacer las tareas o repasar. Es una de las escenas más tristes que he visto últimamente en este instituto. NO TENEMOS SUFICIENTES PROFESORES PARA ATENDER LA BIBLIOTECA. Eso no lo suple ni la buena voluntad.
En este día, dejo aquí mi protesta. QUIERO LUZ.
Mª Dolores Sevila Maestre
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