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(FEBRERO)
Ya lo puro se ablanda y desmorona,
y… ¡silencio!... ¿Es espíritu callado?
¿Es Dios? Sí. La Verdad no es respondona.
El vidrio, el sol, aquel verde sembrado,
ante la luz, de trigo transparente,
y la Verdad, no tienen más que un lado:
el silencio de Dios, más elocuente
que todo el idioma con que doro
tanta verdad como mi lengua miente.
Hablar: ¡hablar!... ¡Qué condición de loro!
Callaré un poco y miraré la altura,
a ver si en el silencio -¡chis!- mejoro
de condición, de estado, de criatura.
Miguel Hernández
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