viernes, 27 de marzo de 2009

AÑO INTERNACIONAL DE LA ASTRONOMÍA/3


Tan cerca del sol y sin el cielo azul que delata la presencia de atmósfera, el planeta en el que nos hallamos no podía ser otro que Mercurio. He aquí una imagen del mismo.


Mercurio es una pequeña esfera sólida arrasada por el infernal calor del sol y por los meteoritos. Tenía que ser sólida, pues ningún tipo de líquido o atmósfera gaseosa es capaz de sobrevivir a los 230º del mediodía mercuriano. De hecho, un día allí se hace eterno, pues equivale a 60 días terrestres. Si estuviésemos acampados en algún punto de la foto, el sol nos estaría abrasando durante más de 300 horas, mientras que por la noche, igualmente larga, la temperatura caería hasta los 180º bajo cero. Mal sitio para ir de vacaciones. Y peor aún si tenemos en cuenta los meteoritos.

Los impactos del exterior no cesan. Mercurio está salpicado de cráteres. Si un gran meteorito impactara a poca distancia de nuestra imaginaria tienda de campaña, no escucharíamos absolutamente nada: observaríamos la increíble explosión en silencio mortal. Esto es así porque aquí no hay atmósfera, y por tanto el sonido del impacto no puede propagarse hasta nuestros oídos. ¡Parece imposible de imaginar! Claro que el temblor de tierra sería considerable, así que más vale no estar allí para vivirlo (o perder la vida, mejor dicho).

Alejémonos ahora para visitar, en nuestro singular crucero espacial, otro mundo igual de inhóspito pero más agradable y pintoresco. Aquí está la foto tomada por la sonda Viking a ras del suelo. El cielo tiene color, así que hay atmósfera, pero… ¿podremos respirarla? ¿De qué planeta se trata esta vez?





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1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece fascinante esta excursión planetaria.