¡Hola!
Me llamo Alex, tengo 16 años y soy de Parla (Madrid). Lo que me ha llamado la atención de ti ha sido que tuvieras ansias por aprender siendo tú un cabrero que tendría poco tiempo para hacerlo y el poco que tuvieras supongo que lo utilizarías para descansar. Lo tuyo me parece algo increíble. Yo quiero estudiar, pero a veces las pocas ganas que tengo no me dejan hacerlo. Me gustaría que hubieses podido decirme una técnica o cualquier cosa para que sea capaz de poder hacerlo. Un abrazo,
Alexander Bermejo Palacios. 3º C
Me llamo Alex, tengo 16 años y soy de Parla (Madrid). Lo que me ha llamado la atención de ti ha sido que tuvieras ansias por aprender siendo tú un cabrero que tendría poco tiempo para hacerlo y el poco que tuvieras supongo que lo utilizarías para descansar. Lo tuyo me parece algo increíble. Yo quiero estudiar, pero a veces las pocas ganas que tengo no me dejan hacerlo. Me gustaría que hubieses podido decirme una técnica o cualquier cosa para que sea capaz de poder hacerlo. Un abrazo,
Alexander Bermejo Palacios. 3º C
Estimado Miguel Hernández:
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Después de leer tu biografía, es necesario felicitarte por haberte convertido en uno de los poetas más importantes de la literatura española, y eso que solo viviste treinta y dos años. Es increíble cómo un simple pastor de ganado supo llegar hasta donte llegaste, tan solo poniendo interés en los estudios y sin dejar tu pasión de la lado: la escritura. Eres un ejemplo de superación, de cómo sin rendirte puedes alcanzar todo lo que te propongas, alcanzar todas tus metas si tienes constancia.
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Tuviste muchas dificultades: Tu padre hizo que dejaras de estudiar, pero tú te negaste y seguiste y seguiste gracias a las bibliotecas. Así lograste publicar tus primeros poemas. La cárcel también te intentó derribar, pero no, tú no te rendiste, incluso preso seguiste escribiendo poesía, ahora dedicada a tu hijo. Él y Josefina eran tu única esperanza en la vida. Tanto amor le tenías a Manuel que incluso estando encerrado en esas deprimentes cuatro paredes, tú te dedicabas a hacer juguetes para él con cualquier material que encontrabas.
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Tiempo después enfermaste y no había nada más que hacer. Las pésimas condiciones de la cárcel no ayudaron, pero nunca dejaste de pensar en tu hijo y le pediste a un compañero tuyo que te hiciera un retrato para que tu hijo te recordase.
Debes estar orgulloso, eres todo un ejemplo de tesón y amor.
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Fadía Pereyra
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