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TE LO DEBÍA, GLORIA
Sí, te lo debía. El año pasado, un día como hoy, se cumplían diez años ya de tu muerte, empecé a releerte con ganas para dedicarte una reseña desde nuestro blog, pero no me dio tiempo a prepararlo. De este año no pasa, Gloria, y aquí está mi recuerdo.
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La poesía de Gloria Fuertes forma parte muy íntima de mí y me traslada a mi infancia, en mi Linares, donde una niña pequeña, parlanchina y algo repipi, se bebía todos los libros que caían en sus manos. Un día llegó mi madre con la preciosa edición de Lumen de Cangura para todo. La rescató del cubo de basura de la casa donde ella trabajaba limpiando y que ya iban a tirar. No sé cuántos años podría yo tener, ocho, diez, lo que sí recuerdo es que eso fue lo primero que leí de Gloria. Como me gustó tanto, mi madre luego me fue comprando más libros, cuyos dibujos tengo grabados en mi recuerdo: Don Pato y don Pito, El camello cojito, El hada acaramelada o Coleta la poeta. Éstas son sólo algunas de las muchas obras de literatura infantil que escribió, unas cien, entre libros de poesía, teatro y también cuentos.
Sus poemas están plagados de juegos de palabras, de una fina ironía, de una potente ternura y combinan de una forma única dolor y humor. Bajo esa aparente sencillez, tras el disfraz de la simplicidad, se esconde un profundo lirismo que está muy trabajado.
Al morir dejó cientos de inéditos que siguen aún sin publicar, que se conservan en la Fundación Gloria Fuertes y que dejó en herencia a la Editorial Torremozas. Esta mujer sencilla, que escribía todos los días, necesitaba muy poco para vivir, por eso sorprendió cuando se leyó su testamento y se supo que los 110 millones de pesetas que había ganado por sus actuaciones en programas televisivos, los donaba a una institución infantil.
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Los que la hemos seguido durante tantos años, todavía estamos esperando una edición completa de sus obras, que aún no se ha hecho ni para sus versos infantiles ni para los adultos. Sólo tenemos las antologías de sus Obras incompletas, su Historia de Gloria (amor, humor y desamor) o Mujer de verso en pecho.
Entre toda su obra he seleccionado una de las que más me gustan, Glorierías, en la que toma de su admirado Ramón Gómez de la Serna ese breve formato de las greguerías y que ella enriquece con su original forma de crear. Os dejo con algunas de ellas, píldoras líricas muy nutritivas.
TE LO DEBÍA, GLORIA
Sí, te lo debía. El año pasado, un día como hoy, se cumplían diez años ya de tu muerte, empecé a releerte con ganas para dedicarte una reseña desde nuestro blog, pero no me dio tiempo a prepararlo. De este año no pasa, Gloria, y aquí está mi recuerdo.
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La poesía de Gloria Fuertes forma parte muy íntima de mí y me traslada a mi infancia, en mi Linares, donde una niña pequeña, parlanchina y algo repipi, se bebía todos los libros que caían en sus manos. Un día llegó mi madre con la preciosa edición de Lumen de Cangura para todo. La rescató del cubo de basura de la casa donde ella trabajaba limpiando y que ya iban a tirar. No sé cuántos años podría yo tener, ocho, diez, lo que sí recuerdo es que eso fue lo primero que leí de Gloria. Como me gustó tanto, mi madre luego me fue comprando más libros, cuyos dibujos tengo grabados en mi recuerdo: Don Pato y don Pito, El camello cojito, El hada acaramelada o Coleta la poeta. Éstas son sólo algunas de las muchas obras de literatura infantil que escribió, unas cien, entre libros de poesía, teatro y también cuentos.
Fue una creadora infatigable, pero creo que el gran público, esa “inmensa mayoría” como ella misma decía, no ha llegado a conocerla del todo. La mayor parte de la gente sólo la recuerda como autora infantil y se ha quedado con una pobre caricatura de ella misma. Pero Gloria es mucho más, es una autora de poesía adulta y profunda, en la línea de compromiso social de sus coetáneos como Gabriel Celaya o Blas de Otero y, así, para ella la poesía también era un “arma cargada de futuro”. En sus versos podemos conocer a una Gloria pacifista, comprometida, enamorada de la vida y a la vez consciente de los problemas de la sociedad que le tocó vivir, marcada por la Guerra Civil (incivil, según ella) y la dura posguerra. Fue una mujer que rompió moldes y que hizo siempre lo que le vino en gana. No era normal en aquella época una mujer soltera, independiente, que tenía su trabajo y que participaba activamente en el ambiente literario de su querido Madrid, con su inseparable paquete de tabaco.
Sus poemas están plagados de juegos de palabras, de una fina ironía, de una potente ternura y combinan de una forma única dolor y humor. Bajo esa aparente sencillez, tras el disfraz de la simplicidad, se esconde un profundo lirismo que está muy trabajado.
Al morir dejó cientos de inéditos que siguen aún sin publicar, que se conservan en la Fundación Gloria Fuertes y que dejó en herencia a la Editorial Torremozas. Esta mujer sencilla, que escribía todos los días, necesitaba muy poco para vivir, por eso sorprendió cuando se leyó su testamento y se supo que los 110 millones de pesetas que había ganado por sus actuaciones en programas televisivos, los donaba a una institución infantil.
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Los que la hemos seguido durante tantos años, todavía estamos esperando una edición completa de sus obras, que aún no se ha hecho ni para sus versos infantiles ni para los adultos. Sólo tenemos las antologías de sus Obras incompletas, su Historia de Gloria (amor, humor y desamor) o Mujer de verso en pecho.
Entre toda su obra he seleccionado una de las que más me gustan, Glorierías, en la que toma de su admirado Ramón Gómez de la Serna ese breve formato de las greguerías y que ella enriquece con su original forma de crear. Os dejo con algunas de ellas, píldoras líricas muy nutritivas.
Este es el mejor recuerdo que hoy, por fin, podía hacerte, Gloria.
En mi aula doy clases variadas:
Aprenda a domesticar el dolor (tardes de 6 a 8).
Aprenda a reír (mañanas de 9 a 12)
Si la ciencia plagia a la magia
puede ocurrir una desgracia.
Dejémonos del pasado segador
o del futuro incierto,
sólo se es potente
paladeando el presente.
De la vida por ahora
no me cerrarán la puerta,
besaré por no morir
amaré por no estar muerta.
La vejez es la niñez de la muerte.
…Quedé echa añicos,
como un cenicero de loza
que se estampa contra la pared.
Conquistad vuestro espacio interior.
Controlad vuestras emociones.
La paz está bajo vuestra piel.
Hay que estar muy enfermo de alma
o muy muerto de cuerpo
para ir tirando sin amor.
Aprenda a domesticar el dolor (tardes de 6 a 8).
Aprenda a reír (mañanas de 9 a 12)
Si la ciencia plagia a la magia
puede ocurrir una desgracia.
Dejémonos del pasado segador
o del futuro incierto,
sólo se es potente
paladeando el presente.
De la vida por ahora
no me cerrarán la puerta,
besaré por no morir
amaré por no estar muerta.
La vejez es la niñez de la muerte.
…Quedé echa añicos,
como un cenicero de loza
que se estampa contra la pared.
Conquistad vuestro espacio interior.
Controlad vuestras emociones.
La paz está bajo vuestra piel.
Hay que estar muy enfermo de alma
o muy muerto de cuerpo
para ir tirando sin amor.
Patricia del Amo
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4 comentarios:
Profe como t lo currras y oye es verdad pobre Gloria k en paz descanse y sus libros nos invadan de emociones u saludo y me a gustado mucho xD
Profe, a mí también me ha gustado mucho; tanto que me he puesto a buscar por ahí poemas de Gloria Fuertes. Has escrito un texto precioso.
Lola
¡Me ha encantado!
También soy admiradora de Gloria Fuertes y me ha emocionado lo que has escrito.
Aunque nos de rabia que su fama se deba casi exclusivamente a su poesía infantil, habiendo escrito sobre tantas cosas (el amor, la guerra, la soledad, la mujer, la ecología...), también es un gran mérito pues pocos/as escritores/as han llegado a l@s niñ@s como lo hizo ella.
Gracias Patri!
Un abrazo.
Candelas
Sencilla y redonda tu reseña sobre Gloria Fuertes. Con tu escrito te retratas a la vez que retratas, siguiendo el juego de palabras tan del gusto de la autora.
Eres un sol, mi niña.
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