El agua lava la yedra;
rompe el agua verdinegra;
el agua lava la piedra...
Y en mi corazón ardientellueve, llueve dulcemente.
Esté el horizonte triste;
¿el paisaje ya no existe?;
un día rosa persiste
en el pálido poniente...
Lueve, llueve dulcemente.
Mi frente cae en mi mano
¡Ni una mujer, ni un hermano!
Mi juventud pasa en vano!
--Mi mano deja mi frente...--
¡Llueve, llueve dulcemente!
¡Tarde, llueve; tarde, llora;
que, aunque hubiera un sol de aurora
no llegará mi hora
luminosa y floreciente!
¡Llueve, llora dulcemente!
Juan Ramón Jiménez
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