martes, 13 de septiembre de 2011

ARTÍSTICA INDIGNACIÓN / 3

TRISTE ALUMNO DE LA ESO

No sabe muy bien lo que está pasando. Está en una clase de 32 alumnos. Este año no habrá desdoble de Lengua. Las clases de Matemáticas se las da un profesor de Física; las de Tecnología, uno de Plástica; las de Lengua Castellana y Literatura, una de Inglés. No se entera de nada.



UN POCO DE CULTURA:

Antonello di Giovanni d’Antonio es conocido como Antonello da Messina porque nació precisamente en esa ciudad de Sicilia (Italia) hacia 1430. Trabajó como pintor en Nápoles primero y después en Milán. Debió de ser un hombre observador y de gran agudeza intelectual, porque fue capaz de aprender la técnica del óleo sólo observando las tablas de los primitivos flamencos que compraban los grandes señores italianos. En Italia se pintaba fundamentalmente al temple, y cuando se usaba el óleo se hacía torpemente. De los pintores del norte aprendió también el gusto por el dibujo y el detallismo, la claridad, la armonía del color. Todo eso lo unió a la influencia de Piero della Francesca y su perspectiva matemática. Su obra fue una maravillosa síntesis entre el norte y el sur. Viajó a Venecia, y cuentan que influyó en los Bellini y en el mismísimo Mantegna. Falleció en Messina en 1479.

De este autor hemos elegido el Cristo muerto sostenido por un ángel, una tabla de madera pintada al óleo que se encuentra en el Museo del Prado. La obra representa un tema tópico de la iconografía cristiana interpretado a la manera renacentista: la anatomía de Cristo denota un conocimiento de la estatuaria clásica y la serenidad de su rostro es muestra de la contención renacentista. El dramatismo se centra en el rostro lloroso del ángel-niño que lo sostiene. Al fondo, un paisaje luminoso y claro que recuerda los paisajes de las pinturas flamencas.

La obra fue comprada por el Museo del Prado en 1965, y cuentan que la trajo un señor para que la estudiaran, por ver si merecía la pena limpiarla y restaurarla. Cuando descubrieron de qué se trataba, la compraron, y pasó a ser una de las más admiradas del Museo. Otra excusa para aliviar nuestra tensión en el Prado.

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