lunes, 29 de junio de 2009

INÉS

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INÉS



Con el fin de curso me ha llegado la inspiración, la valentía para vencer la timidez de escribir y publicar, y un poquito de tiempo libre para compartir con vosotros un trocito de mí.
Como sabéis, el curso pasado empezaron los cuchicheos por los pasillos, sobre todo en Bachillerato: "¡La de Tecno está cada día más gorda! ¡Le está saliendo barriguita!". Hubo premio para quien lo adivinó: la barriguita no era fruto de una comilona ni ocultaba un alijo de productos de contrabando. Más bien se trataba de un ser diminuto al que, por no saber muy bien cómo nombrarle, decidimos llamar Cosita. Cosita se portaba bien en el instituto: atendía a las clases, se echaba siestas larguísimas en los recreos y sólo daba patadas cuando el nivel de ruido superaba lo políticamente correcto. A final de curso, Cosita pasó a ser Inés, pero con interrogación. "¿Seguro que es una niña? ¿No será un niño un poco vergonzoso? ¿Y si tenemos que ir después a la tienda para cambiar la ropita rosa por otra de color azul? ¿Y qué nombre le pondremos si al final es niño?" La duda no se despejó hasta el momento del parto: ¡sí, era una niña! Tan pequeña, tan frágil, tan bonita... No paraba de mirarlo todo con ojos atentos, y enseguida empezó a sonreír a las visitas. Aún hoy sigue sonriendo a todo y a todos, yo creo que le hacemos gracia por algo que sólo ella sabe y no quiere decirnos. Espero que cuando sea mayor nos lo cuente y podamos reírnos todos juntos.


Con la llegada de la primavera vino también el momento de volver al trabajo, y de nuevo las dudas. ¿Llorará al quedarse en la guardería? ¿Y mis alumnos, se acordarán todavía de mí? ¿Seré capaz de conectar de nuevo con ellos, después de cinco meses sin pisar el instituto? ¿No sería mejor apretarnos un poco el cinturón y que yo me quedase unos meses más en casa cuidando de Inés? Gracias a mi familia, mis amigos y todos los profes y alumnos del instituto, la vuelta al trabajo fue estupenda: encontré una calurosa bienvenida y un montón de gente que se alegraba de verme de nuevo. Mención aparte merece Ángel, un profe estupendo que se encargó de sustituirme durante mi baja, y del que no he oído sino buenas referencias. Gracias a él, que se ocupó de dejar todo preparado para que mi llegada fuera lo más suave posible, todo fue sobre ruedas. Desde aquí le mando un abrazo enorme y mis mejores deseos; seguro que muchos alumnos también.

Ahora, con el verano, empieza una nueva etapa. Los primeros pasos de Inés, el primer diente, sus primeras palabras, las primeras vacaciones con el maletero del coche lleno a rebosar de trastos infantiles... Un reto más en la sucesión de hitos que pronto irá alcanzando. ¡Qué ganas de verla crecer, evolucionar, hacerse mayor! Y por otra parte, ¡qué ganas de que se quede así de pequeña, que no crezca nunca, que no pierda su sonrisa inocente... que no se convierta en alguno de mis gamberros! Es ley de vida: aunque no queramos, crecerá, y no siempre actuará como a nosotros, sus padres, nos gustaría. Ojalá sepamos educarla para que no permita que nadie decida por ella, para que sepa decir "no" a lo que no le haga bien, para que aprenda a disfrutar de la vida aunque no sea de color de rosa... Y ojalá con mi trabajo vosotros, mis alumnos, los formales y los gamberros, alcancéis las mismas metas que pretendo para mi hija. Al fin y al cabo, y aunque no lo creáis, los adultos siempre queremos que seáis un poco más felices que nosotros.

Un abrazo enorme para todos y felices vacaciones.


PAULA GONZÁLEZ

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2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Bien por Paula! (y por Inés, por supuesto). Gracias por un texto tan bonito, tan tierno y tan bien escrito. Un beso para las dos.

Lola Sevila

Marta dijo...

¡Qué bonito!
Nosotros la vimos crecer el curso pasado... ¡lo que tuvo que aguantar la pobre Inés sin haber nacido todavía!
Espero que se os de bien el verano, el primero con la chiquitina!

Un besote!!