jueves, 16 de diciembre de 2010

HOMENAJE A MIGUEL HERNÁNDEZ / ENRIQUE MORENTE


El lunes, mientras estábamos en nuestras casas trabajando en el homenaje que estamos preparando a Miguel Hernández, nos llegó por la radio la triste noticia de la muerte de Enrique Morente. Así que tenemos que dedicarle a él este primer vídeo para recordar el centenario del poeta oriolano.


Enrique Morente, este granadino del Albaicín, ha sido uno de los grandes genios del flamenco actual y el artífice de la revolución de este arte que lo abrió a nuevos caminos, que antes de que él lo hiciera no estaban explorados y que luego después tantos siguieron. Como muy bien dice Juan Verdú, "Enrique nos hizo comprender a todos lo que es el flamenco, a los jóvenes, a los rockeros, a todos". Supo aunar como nadie la tradición y la innovación, como lo demuestra su disco Omega junto con los también granadinos Lagartija Nick.


Amarrado a la bandera de la libertad dio fuerza al flamenco en un momento en que estaba dominado por la ortodoxia y el conservadurismo de muchos a los que costó al principio entender su buen hacer o el del otro grande, como Camarón. Fue el primer cantaor que recibió el Premio Nacional de Música y ahora que el flamenco ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad, él puntualizó que "la humanidad es patrimonio del flamenco". Valiente e inquieto ha colaborado con músicos variados y tan grandes como Pat Metheny, Leonard Cohen o Los Planetas, entre otros, que no querían perderse el privilegio de trabajar a su lado.


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Él dijo que había aprendido poesía de Lorca y Miguel Hernández y nos brindó la unión del flamenco y la literatura trasladando a sus palos y a su música, la obra de estos autores, de Alberti, de Garfias. En su amor por la literatura, preparó un espectáculo titulado "El loco romántico" basado en nuestra novela universal Don Quijote de la Mancha. Y también es memorable su "Misa flamenca" con textos de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Lope de Vega y Juan del Encina. De hecho, él comentaba que envidiaba a su hija Soleá porque ella había podido estudiar Filología.








Allá por el año 1971 publicó su Homenaje flamenco a Miguel Hernández en el que musicaba "El niño yuntero" por malagueñas, "El carro de mi fortuna" por tientos o las desgarradoras "Nanas de la cebolla". Y no olvidemos que fue el primero en la larga lista de otros muchos que dieron voz a los versos de Miguel, en un acto de gran osadía, durante los últimos años de la dictadura en que Miguel Hernández era todavía un escritor prohibido e injustamente escondido.

Estos días su Granada le llora, todo el mundo del flamenco le llora y la forma que tenemos de homenajearle es con su versión de la profunda "Elegía a Ramón Sijé" de la mano del guitarrista Pepe Habichuela. En su voz supo captar el dolor inmenso de Miguel por la pérdida de su gran amigo. La muerte, ese "manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida", ese "empujón brutal" nos ha arrebatado a Enrique, tan temprano.






ELEGIA A RAMÓN SIJÉ

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

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