martes, 3 de noviembre de 2009

Solución al Enigma 2


Y vamos con las respuestas al Enigma-2

Las sibilas eran mujeres con el don de la profecía y éste era inspirado por el dios Apolo. Una de las más importantes en la mitología romana fue nuestra protagonista, la Sibila de Cumas (ciudad de la costa de Campania en Italia).


De ella se dice que, tras haber cogido un puñado de arena entre sus manos, formuló un deseo a Apolo y pidió vivir tantos años como partículas de tierra hubiera en sus manos. Al concedérselo el dios, vivió 9 vidas humanas de 110 años pero, como se olvidó de pedir la eterna juventud, cuentan que, al final, tan pequeña y consumida estaba, que sólo fue voz.






El genial Miguel Ángel Buonarroti tuvo una deferencia hacia estas sibilas cuando pintó la Capilla Sixtina retratando a cinco de ellas e intercalándolas con los cinco profetas bíblicos principales. Una de las que inmortalizó en esta obra magna de la pintura fue la sibila cumana.



Según recoge Virgilio en la Eneida, en el libro VI, fue ella la encargada de guiar al héroe Eneas en la búsqueda de su padre por el Hades.




Eneas y la Sibila de Cumas


El poeta latino, en su inmortal obra describe primero su cueva en Cumas, desde donde realizaba las profecías.

Al parecer quien quisiera consultar a la sibila debía atravesar una galería, de ciento siete metros de longitud, flanqueada por otras doce galerías más cortas a través de las cuales entraban los rayos del sol. Al final había un vestíbulo en el cual el visitante esperaba a que se le comunicase el veredicto. Según cuenta Virgilio, ésta transmitía su oráculo a través de aquellas aberturas laterales mediante cien voces distintas.






Para vuestra información, aún se conserva esta extraña residencia y en la actualidad, por lo tanto, todavía puede ser visitada.



El héroe, fugitivo de una Troya devastada, tras encontrar a la Sibila, tiene que convencerla de que le acompañe por el Hades. Ésta, conmovida y en trance, le enseñará cómo llegar, por el lago del Averno -a sólo un par de kilómetros de la cueva-, hasta el más allá donde viven los muertos, incluido su padre, Anquises.










Lo más destacable de las súplicas de Eneas a la Sibila es su referencia a otras bajadas al infierno de personas vivas; Eneas le pide obtener el mismo privilegio que tuvieron Orfeo, Pólux y Teseo, los cuales pudieron bajar al Averno para encontrarse con sus seres queridos.




Orfeo y Eurídice


Una vez convencida, la Sibila advierte a Eneas de que la bajada al Averno es sencilla ya que la puerta está abierta de par en par. Lo difícil y arriesgado es salir. Además antes de adentrarse, Eneas tendrá que encontrar un ramo de hojas de oro y sólo después de encontrarlo podrá comenzar la aventura. La Sibila es más que un guía pues a lo largo del camino explicará la geografía del Averno y además irá narrando los sucesos que no están a la vista de Eneas.






Lago Averno



Tras cumplir todos los requisitos, ambos personajes se ponen en marcha y la Sibila tendrá que tratar con Caronte y con Cerbero para que permitan su paso a Eneas.





Cerbero


En el mundo greco-romano no existía un espacio diferente para las almas “buenas” y para las almas “malas”, al menos no totalmente separado. En el Hades se encontraban todas las almas, independientemente de sus virtudes o defectos en vida.




No obstante, el Hades estaba dividido en tres diferentes zonas: La entrada al infierno, el Tártaro y los Campos Elíseos.


En la primera zona, la entrada al infierno, los dos ríos que aparecen son el Aqueronte y el Estige. Las almas que allí se encuentran están desesperadas, temerosas ante un porvenir que no pueden controlar.







En el Tártaro nos encontramos con el río Flegetón cuyas aguas son calientes, torrentosas y violentas. Las almas que allí se encuentran son las almas condenadas. En la última zona, los Campos Elíseos, las almas se encuentran tranquilas una vez perdonadas. De la misma forma, el río que allí nos encontramos, el Leteo, muestra sus aguas claras y mansas. Además sus aguas proporcionan a los que las bebe el olvido.



Eneas se encontró con su padre y también con Dido, que, junto a su marido Siqueo, se negó a dirigirle la palabra.


También vió Eneas a otros personajes del pasado y, sorprendentemente, a muchos del futuro. Anquises va mostrando a su hijo las almas de aquellos que harán famoso el nombre de Roma, desde Silvio, el hijo que le dará Lavinia, hasta Marcelo, el hijo de Octavia, la hermana de Augusto, al que el destino no permitirá demostrar su valía.
(Ingeniosa licencia literaria del poeta Virgilio para alabar al emperador del momento, Augusto)

Eneas salió del Hades por la puerta de marfil de los sueños.


Se cuenta que, además, la Sibila se presentó ante el rey de Roma, Tarquinio Prisco y la anciana pidió un elevado precio por nueve libros que ofreció al monarca, pero el rey burlándose de ella se negó a pagarlos. La anciana quemó tres, y pidió el mismo precio por los seis restantes.
De nuevo el rey se negó y la anciana quemó otros tres. Finalmente, bien por la curiosidad que despertó en él, bien por consejo de los augures, compró los tres libros restantes, al mismo precio
marcado al principio por los nueve.







Sibila de Cumas en los Museos Capitolinos




Estos libros, llamados Libros Sibilinos, fueron guardados en el templo de Júpiter Capitolino y eran consultados en muy contadas ocasiones. Estaban escritos en griego, en hojas de palmera. Pero, ¡ay! los libros fueron destruidos en un incendio en el año 83 a. C. Posteriormente, se reunieron unos nuevos Libros Sibilinos, formados por antiguas profecías de las Sibilas recogidas de todos los lugares donde hubo alguna. Luego, en el siglo V d. C. fueron quemados definitivamente por los cristianos.

¡¡Por cierto!!
Como podéis imaginar y por pura lógica para que siempre acertaran, las respuestas de las sibilas, de los oráculos y, en general, de todos los profetas o personas que dicen adivinar el futuro, suelen ser muy ambiguas.

Ésta fue, por ejemplo, una de las respuestas de la Sibila de Cumas a un hombre que había preguntado si moriría o no en la guerra:

" Ibis redibis non morieris in bello "

si ponemos las comas o hacemos las pausas así:

Ibis,redibis,non morieris in bello

estaría diciendo: "Irás, regresarás, no morirás en la guerra"

Pero si las ponemos así:

Ibis,redibis non,morieris in bello

diría: "Irás,no regresarás, morirás en la guerra"




¡¡¡Fijáos la importancia de los signos de puntuación, chicos!!!

En fín, las respuestas por tanto al Enigma propuesto eran:



1ª- La Sibila de Cumas que residía en dicha ciudad
2ª- Eneas
3ª- Los Libros Sibilinos



Y los tres primeros alumnos que han acertado han sido:

1º- "Ace"
2º- Borja
3º- Juanjo

pero también han dado las respuestas correctas: Isabel, Sonia y Fátima.

¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!
¡¡¡ESPERO QUE HAYÁIS APRENDIDO!!!

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