sábado, 4 de julio de 2009

TU OPINIÓN CUENTA

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En las clases de Lengua Castellana y Literatura de 4º de la ESO damos mucha importancia a lo que se denomina "texto argumentativo". Se trata simplemente de aprender a realizar un texto en el que se defienda una idea con argumentos sólidos. No es nada fácil, pero mis alumnas de 4º lo han intentado. Los temas elegidos eran absolutamente libres: cada una eligió el que le pareció más interesante, más actual o más polémico. Para mí siempre es muy gratificante ver como los alumnos (en este caso alumnas) van creciendo por dentro y empiezan a tener opiniones sobre el mundo que les ha tocado vivir (bueno, nos ha tocado, que todavía estamos en el camino).

En los próximos días irán apareciendo algunos de esos textos. Ahí van los dos primeros.

Lola Sevila

LA ADOPCIÓN EN PAREJAS HOMOSEXUALES

La adopción entre parejas homosexuales es un derecho que permite a una pareja del mismo sexo adoptar a un niño, de forma que pase a ser hijo legal de las dos personas. Este es un tema que causa polémica en la actualidad, ya que parte de la sociedad no está de acuerdo porque piensa que esto nos puede conducir hacia una sociedad sin valores; pero ¿acaso no es la tolerancia uno de los principales valores que deberíamos tener? También se pensaba que el matrimonio homosexual agrediría a la familia tradicional y, sin embargo, cuatro años después de su legalización, no ha pasado nada de eso.

Personalmente, creo que es bueno que un niño que no tiene familia se críe entre dos personas del mismo sexo que lo cuiden y le den cariño, ya que tener familia es uno de sus derechos. Además, cualquier niño merece tener la seguridad de dos padres reconocidos legalmente. Creo que cualquier persona puede educar con amor y cariño independientemente de su sexo, y, por lo tanto, una pareja heterosexual puede educar igual de bien o mal a su hijo que una homosexual.

El único inconveniente que realmente puede haber es el rechazo que puede sufrir el niño por parte de la sociedad, pero la culpa de esto es la intolerancia de los demás, no el hecho mismo de la adopción, y es algo que puede cambiar a mejor con el paso del tiempo. Supongo que pasaría lo mismo con el matrimonio entre homosexuales: al principio produjo cierto escándalo y rechazo por parte de algunos sectores de la sociedad, pero cuatro años después de su legalización se ve con más normalidad y para las generaciones futuras dejará de ser ya una “anormalidad”.

También debo decir que, según los estudios realizados por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, los niños con padres homosexuales tienen como valores el respeto a los demás y la tolerancia, además de tener altos niveles de afecto y comunicación, así como niveles generalmente bajos de conflicto.

En definitiva, simplemente pienso que hay que dejar que el tiempo pase, que algunos niños puedan tener una infancia llena de afecto, sean como sean sus padres y que personas que no tienen derecho a formar una familia puedan hacerlo. Probablemente, la sociedad cambie dentro de unos años, y la adopción por parte de parejas de un mismo sexo se verá como algo normal.

Bárbara Sánchez, 4º A

LA HOMOSEXUALIDAD


Últimamente, se suele utilizar el término gay para referirse a hombres y mujeres homosexuales. Se trata de un término importado del inglés que podría traducirse como “alegre”; aunque bien podríamos recurrir a un antiguo término español con el mismo significado: gayo, gaya. Ambos términos, el inglés y el español, proceden del provenzal gai.

Aunque hay todavía muchas personas que piensan que la homosexualidad es una enfermedad, hay que dejar bien claro que, desde 1973, la comunidad científica internacional considera que se trata de una orientación sexual, emocional, sentimental y afectiva de una persona hacia otras de su mismo sexo. La verdad es que sería bastante ridículo pensar que personajes como Leonardo Da Vinci, Federico García Lorca, Luis Cernuda, etc. eran unos enfermos. Un homosexual es una persona normal.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece, desde el 10 de diciembre de 1948, que todas las personas tienen todos los derechos y libertades proclamados en dicha Declaración, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica y nacimiento. Queda bastante claro que el hecho de ser homosexual no puede ser causa de ningún tipo de discriminación.

En nuestro país, la homosexualidad ya no es un delito, y, desde 2005, existe una ley que permite los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo. A pesar de todo, hay sectores de la sociedad que siguen estando en contra de esta práctica. Especialmente llamativa ha sido la oposición de la Iglesia católica. No me parece lógico este rechazo. La Iglesia es la casa de Dios en la tierra, y lo es para cualquier cristiano, sea cual sea su orientación sexual. ¿Dónde queda el “amar al prójimo como a uno mismo” del que tanto hablan?

Muchos jueces se escudan en sus creencias religiosas y recurren a la objeción de conciencia para negarse a celebrar matrimonios homosexuales. ¿Hasta qué punto pueden negarse a realizar un servicio público al que están obligados por su profesión? ¿Se negarían a casar a un ladrón o a un estafador al fisco? Esas son actitudes claramente anti-cristianas.

En conclusión, creo que los matrimonios homosexuales son legales y dignos, que se celebran entre personas normales que lo deciden libremente y que tienen derecho a consolidar su amor sin que se les ponga ningún obstáculo.

Isabél Pérez, 4º A
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