lunes, 7 de marzo de 2011

NUESTROS ESCRITORES

MI HISTORIA CON LA HACHE II

Hoy nos recreamos con una nueva hornada de historias en las que nuestros honestos alumnos hilvanan palabras y fantasía en una hiperbólica lucha contra la haraganería. ¡Fijaos en lo que son capaces de hacer con un buen saco de haches! Esta hazaña será recordada con honor en los dos hemisferios.

Todo empieza en las lejanas tierras de Honduras, es una historia mítica. Había una vez un pato que era perseguido siempre, decían que había ahogado y helado a varias personas. Siempre lo encontraban fumando un habano y bebiendo alcohol. Un día cayó a un precipicio muy hondo. Algunos habitantes decían que al pato lo habían hechizado. Algunos lo quería ahumar. Pero lo llevaron al hospital en helicóptero para apresarlo y poderle cocinar.
Esta historia se cuenta en las cálidas tierras hondureñas del suroeste.

CRISTIAN VARGAS 2º B



Érase una vez un huevo llamado Humberto que vivía en un hogar muy pequeño. Humberto era el huevo más feo del pueblo y todos se reían de él. Un día Humberto encontró un habano de su padre y lo llevó al instituto. Todos asombrados, alababan a Humberto y le llamaron Humberto el habilidoso por su forma de mover el habano en su boca sin que se cayera. Este hallazgo tan estúpido le permitió a Humberto ser popular. Cuando tenía hambre, le daban hamburguesas para comer. Él hablaba continuamente de su habano, que hechizaba a todo aquel que lo veía. El habano lo heredaría el mejor amigo que tuviera. Él, todavía herido y humillado por como le dejaban marginado en el instituto antes de tener su habano, se dio cuenta que no tenía amigos. Por no tener, no tenía ni un hermano que le hiciera caso. Así que Humberto se suicidó hirviéndose en aceite.

SAGRARIO MARTÍN 2º B

EL GRAN HERRERO

Dicen que había una vez un herrero cuya habilidad era incomparable con la de los demás, y es que este herrero, forjó herramientas y armas indescriptibles y muy útiles en el campo y en la guerra. Con estas herramientas, las huertas de su pueblo, gracias también al buen clima, daban la posibilidad de hartar a los aldeanos de comida. Su principal material él decía que era el hierro, pero en ocasiones se le vio usando zinc o cobre y con ellos también fabricaba algunos accesorios que iban adheridos a algunas armas. Pero toda esta fama, le condujo a la gloria, las riquezas y muchos herreros de la zona se vieron envidiosos de él. Entre todos decidieron destruir su herrería quemándola. Lo hicieron y el horror se sembró al ver ardiendo la herrería del más grande de los herreros. Tras regresar el herrero, al ver destruido todo lo que poseía, decidió errar a otras tierras y forjarse una nueva vida lejos de aquel lugar.

ADRIÁN SEGOVIANO 2º B


Esto que os voy a contar pasó hace más de un año. Mi hermana estaba jugando en casa con la pelota cuando pegó un pelotazo al aire y rompió el halógeno de la cocina. Mis padres dijeron que había que comprar otro y nos fuimos todos a la tienda de lámparas. Nada más entrar dije:
- ¡Hala! ¡Cuántas lámparas y bombillas!
Vimos al dueño, era un hombre de unos 75 años y tenía la cara quemada, a mí se me heló la sangre al verle.
- ¿A qué han venido ustedes?
- Hemos venido a comprar un halógeno – contestó mi padre.
- Síganme – nos pidió.
- Mamá, me ha entrado hambre – dije.
- Aguántate, hijo mío – contestó mi mamá.
Más tarde compramos el halógeno que necesitábamos y nos fuimos. Nos despedimos del dueño diciendo:
- ¡Hasta pronto!

DAVID JIMÉNEZ 2º B

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