miércoles, 16 de septiembre de 2009

EFEMÉRIDES

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EMILIA PARDO BAZÁN

Pues sí, tal día como hoy, en 1851, nació en La Coruña doña Emilia Pardo Bazán, en el seno de una familia noble, conservadora y gallega. Su padre era el conde de Pardo Bazán y ella heredará el título en 1890. Le dieron la educación que correspondía a su sexo y a su condición social: leer, escribir, urbanidad, piano y un poquito de francés (que quedaba muy fino). Pero la niña Emilia era muy inquieta y su madre, consentidora. Devoró la biblioteca paterna, donde descubrió obras como la Biblia, Don Quijote de la Mancha y La Iliada. En sus estancias esporádicas en Madrid, frecuentó un colegio francés que la puso en contacto con los clásicos galos. Era demasiado para una niña de doce años. Sus padres decidieron contratar instructores privados que canalizaran tanta voracidad.

En 1868 se casó con José Quiroga y el matrimonio se trasladó a vivir a Madrid. Hicieron frecuentes viajes por Europa (Francia, Italia, Suiza, Austria e Inglaterra). Emilia aprendió alemán e inglés y se interesó por las novedades literarias europeas.

1876 fue muy prolífico: publicó un ensayo sobre Feijoo, tuvo un hijo y publicó un libro de poemas, Jaime, dedicado al recién nacido. Sus partos siempre fueron múltiples: cuando nació su hija Blanca, publicó su primera novela (Pascual López); con el nacimiento de su tercer y último retoño, Carmen, publicó Un viaje de novios, con la que inicia su camino de matizado Naturalismo. Emilia madre, Emilia escritora. Unamuno contaba la fascinación que le produjo esta mujer en una entrevista en la que, mientras amamantaba a una de sus hijas, mantenía una conversación de altura intelectual. Emilia siempre tan adelantada: las mujeres de su condición social nunca amamantaban a sus hijos; tenían amas de cría. Ella no.

En 1882 publica La tribuna, una de las pocas novelas de tema proletario del Realismo-Naturalismo español. Ella fue la introductora y defensora del Naturalismo en España, aunque siempre atemperado por su catolicismo. Publicó en la prensa varios artículos sobre Émile Zola y el Naturalismo francés que luego reunió en un libro titulado La cuestión palpitante (1883). ¡Qué escándalo! Defender esas ideas en la España conservadora y católica, y hacerlo una mujer. Era demasiado para Don José Quiroga, su marido, quien le insinuó que abandonara su actividad literaria. Lo abandonó a él, aunque siempre mantuvieron una cordial relación.

Tras la separación, inicia una relación amorosa con Benito Pérez Galdós que durará veinte años. ¡Fascinante! Dos escritores de fuste juntos. Hace años salieron a la luz las cartas que se enviaron (antes la gente se escribía cartas aunque viviera en la misma ciudad y se viera todos los días). Son deliciosas. Ella lo llamaba "grandullón"; él, "ratita". Pero da un poco de pudor ver toda esa intimidad, esa ternura y ese amor expuesto al público.

Mientras tanto, Emilia sigue escribiendo ensayos (La revolución y la novela en Rusia, Polémicas y estudios literarios, La literatura francesa moderna) y escribe su obra maestra: Los pazos de Ulloa (1886), en la que presenta la decadencia del mundo aristocrático rural gallego. Quién no recuerda a la delicada Nucha acorralada por un mundo de violencia, instintos e irracionalidad. Un año más tarde publicó La madre naturaleza, continuación de los Pazos... Siguieron, en la misma vertiente naturalista, Insolación y Morriña (ambas de 1889).

La relación con Galdós se rompe. Las coqueterías e infidelidades de Emilia colmaron el vaso de la pacicencia galdosiana. Toda la ternura se convirtió en ganas de chincharse. Cuando, accidentalmente, se encontraban saltaban chispas. Rafael Alberti contaba uno de esos encuentros, que tuvo lugar en las escaleras del Ateneo de Madrid (uno bajaba y otro subía). Se creó una gran espectación, todos estaban pendientes del momento en que se iban a cruzar los dos. Cada uno le lanzó al otro una afilada pulla (no es éste el lugar para repetirlas) y siguieron muy dignos ante el regocijo de todos.

La última etapa literaria de Pardo Bazán va a estar marcada por el espiritualismo y el simbolismo: Una cristiana (1890), La quimera (1905), Dulce sueño (1911).

Pero era mucho más que una escritora. Fue una de las primeras mujeres españolas que se preocupó por la condición de su sexo. Dirigió la publicación de la colección La biblioteca de la mujer y denunció la desigualdad educativa entre el hombre y la mujer. Fue la mujer que llegó más lejos en un campo que le estaba vedado: fue la primera mujer que presidió la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de Literatura en la Universidad. Eso sí, no consiguió llegar a la Academia de la Lengua, por más que estuvo propuesta en tres ocasiones.
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Hoy en día todavía le quedan batallas por ganar: que dejen de llamarla "la Pardo Bazán" (nadie dice el Pérez Galdós o el García Lorca) y que los libros de texto le dediquen el espacio que se merece (cuando aparece, sólo lo hace en un recuadro marginal).
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Desde aquí lanzamos este homenaje a DOÑA EMILIA PARDO BAZÁN. Si queréis acercaros a su obra, os dejamos un enlace en el que encontraréis todos los capítulos de la serie televisiva que emitió TVE basada en Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza.
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Monumento a Emilia Pardo Bazán en Madrid
Foto: Manuel Casal
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