viernes, 4 de septiembre de 2009

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Mil años de poesía europea
Francisco Rico en colaboración con Rosa Lentini
Editorial Planeta, 2009


Retomamos esta sección con fuerza: acaba de publicarse este libro, que es –nada más y nada menos—una cuidada selección de poetas y poemas europeos desde el siglo XI hasta nuestros días. Dice Francisco Rico en el preámbulo que esta antología va dirigida a quienes no son lectores habituales de poesía, pero no es del todo cierto. Es verdad que puede descubrir a muchos las mejores voces poéticas de estos diez siglos, pero también es verdad que los aficionados (no “profesionales”) a la poesía podemos encontrar o reencontrar en esta obra una fuente de placer: volver a leer poemas que nos entusiasmaron hace muchos años o descubrir los poemas de autores de los que hemos oído hablar pero a los que todavía no hemos llegado. Por ejemplo, yo me he encontrado con las poesías de Ôsip Mandeltam, Anna Ajmátova o Wislawa Szymborska.

Lo que distingue a esta antología de otras es el extremo cuidado que se ha puesto en las traducciones. La traducción literaria es siempre complicada, pero la poética lo es mucho más. Tratar de verter a otra lengua la musicalidad, la connotación, los juegos retóricos... es un duro trabajo que convierte al traductor casi en coautor del poema traducido. No en vano, la mayoría de los traductores son poetas. Así tenemos, por ejemplo, a Hölderlin traducido por José María Valverde (poeta al que está dedicado el libro) y por Luis Cernuda; a Leopardi traducido por Antonio Colinas y por Eloy Sánchez Rosillo; a Eliot por Vicente Gaos… De todas formas, los políglotas escrupulosos siempre tienen al lado la versión original; porque se trata de una edición bilingüe (bueno, polilingüe). El juego de la traducción acaba con un apéndice en el que el poeta Josep Carner (Barcelona, 1884-Bruselas, 1970) se traduce a sí mismo, y un apartado final en el que aparecen diez traducciones al castellano del poema «L’albatros» de Baudelaire.

Los poemas y autores están ordenados de manera cronológica, lo que permite comparar las poesías contemporáneas en diferentes partes de Europa. Los hallazgos son curiosos. Precediendo la poesía de cada autor, hay una pequeña introducción más de la poesía que de su autor. Son pequeñas notas claras y enriquecedoras.

Queda hablar de la selección, siempre polémica, pero –como dice Rico—son todos los que están, aunque no están todos los que son. En cuanto a la elección de los poemas, se ha procurado que estén los más celebrados, aunque también se trasluce el gusto personal del antólogo.


No es un libro para leer de un tirón de principio a fin; es para hacer pequeñas o grandes excursiones poéticas, para saltar de un poema a otro, de siglo en siglo, de autor en autor. Es un libro para tener siempre cerca, para que nos acompañe durante mucho, muchísimo tiempo.

Espero que os animéis a leerlo y que lo disfrutéis tanto como yo.



Lola Sevila

Aquí os dejo un pequeño poema como muestra:



El golpe sordo y cauteloso

del fruto que del árbol se desgaja

en medio del continuo canturreo

del bosque en su profunda calma.




Ôsip Mandelstam

Traducción de Aquilino Duque

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