jueves, 18 de diciembre de 2008

La poesía y la Navidad

La poesía sirve para todo. Ya hemos visto en semanas anteriores dos poemas dedicados al otoño; ahora se acerca la Navidad, y hemos buscado un par de poemas ad hoc. Para los creyentes, serán dos tiernos bocaditos de espiritualidad; para los no creyentes, dos deliciosos bocaditos de poesía.

La palabra villancico deriva de villano y ésta, a su vez, de villa, cuyo significado es pueblo con determinados privilegios; por lo tanto, villancico tiene, en origen, un significado cercano a popular. Con ese nombre se designaba a un tipo de canciones populares muy breves que, posteriormente, pasaron a ser estribillos de composiciones mayores, también populares, que terminaron adoptando el nombre de villancicos. Los temas de esas composiciones eran muy variados, y entre ellos aparecían los dedicados a la Natividad y la Epifanía. Con el tiempo, éstos últimos se apropiaron del nombre de la composición y, hoy en día, se conoce con el nombre villancico a cualquier canción navideña.


Villancico de Lope de Vega (1562-1635)




En octubre de 1611, Lope de Vega terminó de componer su obra Los pastores de Belén, prosas y versos divinos, dedicada a su hijo Carlos, que cuenta cinco años y que fallecerá un año más tarde. La obra tuvo un notable éxito (se llegaron a imprimir nueve ediciones). De ese ser tan contradictorio que fue Lope, aquí se va a reflejar su vertiente más piadosa: se trata de un conjunto abigarrado de poesías y prosas de tema religioso, entre las que destacan algunos villancicos sacros llenos de ingenuidad y candor, con un delicioso tono popular. Ahí va un ejemplo: una endecha (romance de heptasílabos) en la que se intercala un estribillo.



Las pajas del pesebre,
niño de Belén,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Lloráis entre las pajas
de frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y de calor también.
Dormid, cordero santo;
mi vida, no lloréis,
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre las pajas,
que aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven
serán mañana espinas
en corona cruel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer.
Que aunque tan grandes deudas
en pajas las cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Dejad el tierno llanto,
divino Emmanüel,
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.
No piense vuestra madre
que ya Jerusalén
previene sus dolores,
y llore con Joseph.
Que aunque pajas no sean
corona para Rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.



Villancico de Gloria Fuertes (1917-1998)





Gloria Fuertes dedicó varios de sus poemas al nacimiento del Niño Jesús, pero el Niño que aparece en sus versos es diferente, y encarna un poco cómo era la propia Gloria: es un niño humilde al que no le gusta la maledicencia ni la hipocresía; defensor del amor y de la paz; solidario y amante de su prójimo; cercano a los humildes y alejado de los poderosos; ambicioso de saber, pero no de riquezas... Aquí tenéis un ejemplo.


Ya está el Niño en el portal,
que nació en la portería,
San José tiene taller,
y es la portera María.
Vengan sabios y doctores
a consultarle sus dudas,
el niño sabelotodo
está esperando en la cuna.
Dice que pecado es
hablar mal de los vecinos
y que pecado no es
besarse por los caminos.
Que se acerquen los pastores
que me divierten un rato
que se acerquen los humildes,
que se alejen los beatos.
Que pase la Magdalena,
que venga San Agustín,
que esperen los Reyes Magos
que les tengo que escribir.


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