domingo, 18 de enero de 2009

POESÍA DE ENERO

Luis G. Urbina (1868-1934) fue un intelectual mexicano bastante polifacético: periodista, crítico musical y teatral, profesor de Literatura, antólogo de la literatura mexicana, director de la Biblioteca Nacional de México, político (en esa intrincada, apasionante y apasionada política mexicana de la época), diplomático… y también poeta.
Viajó como conferenciante por Hispanoamérica, conoció el exilio (La Habana y Madrid fueron entonces su casa), la vuelta y el destino en la embajada mexicana en Madrid, donde murió en 1934.

Como poeta, estuvo entre el Romanticismo y el Modernismo, aunque siempre con una sobriedad que encajaba mal en ambos movimientos. Aunque gozó de un extraordinario éxito popular durante su vida, su poesía ha ido decayendo en la apreciación de la crítica y el público. A pesar de todo, algunos de sus poemas son indispensables en cualquier antología de la poesía mexicana o hispanoamericana, y siguen apareciendo en los libros de texto de los escolares de aquel país.
Para nosotros es un gran desconocido; sirva, por lo tanto, este poema –además de ilustrar este mes de enero-- como homenaje a él y a todos los poetas olvidados, cuyos poemas duermen en la oscuridad de libros cerrados.

Este poema es un soneto, pero, usando la libertad del Modernismo, está formado por versos dodecasílabos (doce sílabas) y no con los tradicionales endecasílabos (once sílabas). En él, la imagen de dos mariposas sobrevolando un desolado jardín en enero se convierte en la metáfora de los deseos frustrados del poeta (amar y ser amado).


Santiago Rusiñol (1861-1931)
Jardín en invierno

MARIPOSAS DE ENERO

Un día de invierno gris y opaco. Tienen,
el jardín pereza, modorra las flores,
cansancio las aguas, que apenas sostienen
erguidos los chorros de los surtidores.
No hay aves que trinen; no hay voces que suenen;
y en la anemia de la luz y los verdores,
dos mariposillas que van y que vienen
sacuden las alas de flavos[1] colores.

¡Buscáis miel, ilusas! La miel ya no existe,
y un tropo me asalta, muy viejo y muy triste:
las dos ilusiones de mi vida entera.
(¡Amar! ¡Ser amado!) son dos mariposas
en un jardín mustio que no tiene rosas....
son dos rezagadas de la primavera.


[1] Flavo: de color entre amarillo y rojo, como la miel y el oro.

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