viernes, 8 de julio de 2011

LO QUE HAY QUE VER - Exposiciones






ANTONIO LÓPEZ EN EL MUSEO THYSSEN DE MADRID




Antes, hace años, cuando llegaba el verano a Madrid, todo se paralizaba, todo se abandonaba y la ciudad quedaba a merced de este calor mesetario y agobiante. Era una ciudad hipotensa, casi desierta, como en los cuadros de Antonio López. Pero hoy en día se ha extendido el turismo cultural y Madrid es un punto de referencia para cientos de miles de personas a las que no les importa pasar calor con la única recompensa de ver museos y exposiciones. Por eso, ahora se puede pasar un maravilloso verano en esta ciudad llena de cosas interesantes. Ya hemos dado cuenta en este blog de algunas de ellas y seguiremos haciéndolo. Los que prefieran Gandía, Benidorm o cualquier otro paraíso por el estilo que no se preocupen, no va con ellos.

Bueno, todo este rollo es para anunciaros esta maravillosa exposición de Antonio López (Tomelloso, 1936). Dicen que su pintura es hiperrealista, pero no es verdad; y él lo sabe. Lleva años tratando de atrapar la realidad con sus pinceles, pero siempre se le escapa.

El año pasado, a finales de agosto, pasaba yo por la Puerta del Sol y había un grupo de personas concentradas armando cierto revuelo y haciendo fotos. En el centro estaba un señor bajito y mayor frente a un caballete: pintaba un ángulo de la plaza bajo un sol de justicia. La gente estaba prácticamente encima de él, con lo que la sensación de calor debía ser todavía más axfisiante. Era Antonio López, y ni se inmutaba; sonreía y seguía pintando. Pasé por allí varios días consecutivos y allí seguía todas las tardes, hasta que acabó agosto. Entonces cogió su caballete y se marchó: la luz había cambiado. Lleva haciendo eso varios años. Algún día acabará ese cuadro, habrá intentado captar esa luz y esa atmósfera vespertinas de agosto, pero en el momento en que dé la última pincelada, la realidad ya habrá cambiado y será diferente a lo pintado. Por eso Antonio López nunca considera una obra terminada.


Tiene un cuadro del que no recuerdo el nombre, pero sí su historia. Se lo encargó una pareja de jóvenes recién casados. El cuadro tenía que ser un reflejo de esa vida que comenzaban juntos. Antonio López empezó la obra pintando del natural, como siempre, poco a poco, como siempre, demorándose en cada pincelada para captar en ella la realidad. Tanto tardaba que la mujer quedó embarazada y tuvo un hijo. Se hacía necesario incluir al niño en el cuadro porque ya formaba parte de la historia de la pareja. Lo incluyó el pintor, y lo hizo rápidamente: él sabe que los niños cambian con mucha rapidez y no se puede uno encantar pintándolos. Siguió pintando el cuadro. Allí estaba la pareja y la cabeza de su hijo. Se siguió demorando, y la pareja se separó. El cuadro, precioso, quedó incompleto, como el proyecto en común de esa pareja. Así es la vida y la realidad: es muy difícil atraparla.
En fin, os contaría muchas otras cosas, pero es mejor que os acerquéis a ver la exposición y que leáis todo lo que viene en el especial al que podeís acceder con un "clic". De verdad que merece la pena.

ESPECIAL ANTONIO LÓPEZ

Elena Osorio
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