Lo prometido es deuda, y aquí están las obras galardonadas del CONCURSO LITERARIO. Empezamos con la NARRATIVA DEL PRIMER CICLO, y con los dos relatos que han ganado el primer premio ex aequo. Disfrutadlos.
TRAGEDIA EN EL BOSQUE
de Eusebio Ricardo Carmona, 1º B
Comienza una mañana clara y apacible de primavera. Me levanto temprano, pues debo ir al entrenamiento matutino. ¡Ups! ¡Son ya las cinco y cuarto! Tengo que desayunar rápido, mas debo hacerlo bien. ¡Ya se me olvidaba! Mi nombre es Kiwi, y soy un albatros. Vivo en el bosque, pero no todo es felicidad y alegría: estoy en el ejército, y no puedo salir del recinto fortificado a menos que el general nos mande una misión fuera de él.
Un día, salgo sin permiso y conozco a una señorita muy guapa, pero para verla debo ausentarme y, si me pillan, estoy en un buen lío.
-General, solicito permiso para retirarme del ejército, señor- digo yo cuando llego.
-Permiso concedido- dice él-. Pero si la nación es destruida por el poderoso enemigo que tenemos, será solo culpa suya. Puede retirarse, soldado.
Hoy salgo con Kirvina, la chica que antes mencioné. Es muy guapa; tiene las alas de color castaño, y cada vez que le hago un buen cumplido, en nuestra relación subo un peldaño. Ahora somos novios, y estamos volando, pero hay una montaña, no nos da tiempo a girar. Me he roto las alas, al igual que Kirvina.
Nos recoge una amable ardilla que pasa por ahí. Por fin, volvemos a estar juntos. Me muero de hambre, pero la ardilla me da unos frutos y me los como. Hace mucho calor, y paramos debajo de un árbol. Es como si el árbol se moviese, porque es como si no hubiese sombra alguna. Me muero de sed y de hambre, pues los frutos no eran “lo que me llenaba”. Llegamos a un bosque, pero los árboles no dan sombra. Hace tanto calor que creo que me voy a morir.
-Kirvina, quiero que sepas que eres muy especial para mí, -digo yo- que los momentos que he pasado contigo han sido los más felices de mi vida, que siempre te llevaré en mi corazón, pero ahora debo decirte ADIÓS.
Sé que Kirvina siente una enorme tribulación y tiene congojas, pero sé que ha llegado mi hora y por eso debo irme, así que, con mucho pesar exhalo mi último aliento.
EL BOSQUE SINIESTRO
de Kamila Wiktoria Lichtarska, 1º B
En una tierra muy lejana se localiza un desmesurado bosque conocido como el Bosque Siniestro. Las copas de sus árboles son tan espesas que a través de ellas no se puede ver el sol, por lo que los caminantes suelen perderse. A medida que uno se va adentrando, se puede dar cuenta de que cada vez los árboles se sitúan más y más separados, hasta que sólo aparecen árboles chamuscados, sin vida, y que resultan ser una abominación, porque nos amenazan con sus ramas asesinas de pájaros.
En un bosque normal y corriente es normal que haya animales vivos. En cambio, en el Bosque Siniestro no encontraríamos lo que se dice animales de carne y hueso. Todos los días, a medianoche, se oyen redobles de tambor por todas partes. Poco después, van apareciendo espíritus de animales. Son invisibles, pero se nota su presencia tanto por los sonidos que emiten como por la inquietud y el mortal desamparo que evocan. Todos estos espíritus emergen del lago que hay en un claro del bosque, conocido como el Charco de la Muerte. Sus aguas son negras como el azabache, y nunca se puede esperar nada bueno cuando se pasa cerca de esa zona. Es justo ahí donde se agrupan todas esas fieras muertas. El horripilante sonido de los afilados colmillos de los lobos y los aterradores rugidos de los osos hambrientos, mezclados entre sí provocan desconcierto y temor a quienes los oyen. Algunos de esos espíritus son capaces de arrastrar a los humanos al Charco de la Muerte y hacer que pierdan la vida allí mismo al rozar las aguas del lago.
Cerca de ese lago hay un embarcadero convertido en ruinas al que acompaña una caseta en la que habita el temido Guardián de los Espíritus del Lago. Se trata de un hombre decapitado, con un hacha en la mano y con un poder increíble. Es un hombre lento, pero asesino.
En algunas zonas del bosque crecen unas plantas muy extravagantes cuyas flores son de un color violeta intenso. Tan solo alguien con tan poco cerebro como una hormiga osaría olerlas. Una vez que se inhala su agradable olor, la imaginación le puede gastar al atrevido unas bromas muy pesadas. Aun así, inhalar ese olor proporciona una ventaja: el don de poder ver todo tipo de espíritus como, por ejemplo, los espíritus de los difuntos miembros de la familia Williams; familia que cometió el error de mudarse a aquel abominable lugar varios siglos atrás. Los niños de esa familia estuvieron a punto de ser arrastrados al Charco de la Muerte de forma completa, pero aquello sucedió al amanecer, cuando los redobles de tambor volvieron a hacerse oír, y, por lo tanto, el poder y la fuerza de los espíritus habían dejado de influir en los humanos.
Desgraciadamente, los niños rozaron el agua. Por eso están medio muertos actualmente. Ellos siguen habitando la casa familiar de los Williams. El caso de sus padres fue distinto. Fueron asesinados por el Guardián de los Espíritus del Lago. Él los hundió en el lago y sólo emergen de las negras aguas del Charco de la Muerte, junto con los demás espíritus, cuando, a media noche suenan los redobles de los muertos, y los espíritus pueden verse y comunicarse.
El Bosque Siniestro oculta muchos secretos más y, probablemente, allí permanecerán para siempre.
La intrahistoria del Valdés
Hace 11 horas
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