.
LA POESÍA
Para tu siervo el sino le escogiera,
y absorto y entregado, el niño
¿qué podía hacer sino seguirte?
El mozo luego, enamorado, conocía
tu poder sobre él, y lo ha servido
como a nada en la vida, contra todo.
Pero el hombre algún día, al preguntarse:
la servidumbre larga qué le ha deparado,
su libertad envidió a uno, a otro su fortuna.
Y quiso ser él mismo, no servirte
más, y vivir para sí, entre los hombres.
Tú le dejaste, como a un niño, a su capricho.
Pero después, pobre sin ti de todo,
a tu voz que llamaba, o al sueño de ella,
vivo en su servidumbre respondió: «Señora».
Luis Cernuda
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario