De nuevo aparece en nuestro blog Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Para que lo vamos a negar: un uno de nuestros favoritos. Este poema con el que arrancamos el año pertenece a su obra Poemas póstumos (1968). Es quizá un poema algo desolado, pero así contrarrestáis el exceso de alegría de hace unas horas. Además, sólo los más mayores lo sentirán en sus carnes.
PÍOS DESEOS AL EMPEZAR EL AÑO
Pasada ya la cumbre de la vida,
justo del otro lado, yo contemplo
un paisaje no exento de belleza
en los días de sol, pero en invierno inhóspito.
Aquí sería dulce levantar la casa
que otros climas no necesité,
aprendiendo a ser casto y a estar solo.
Un orden de vivir, es la sabiduría.
Y qué estremecimiento,
purificado, me recorrería
mientras que atiendo al mundo
de otro modo mejor, menos intenso,
y medito a las horas tranquilas de la noche,
cuando el tiempo convida a los estudios nobles,
el severo discurso de las ideologías
-o la advertencia de las constelaciones
en la bóveda azul…
Aunque el placer del pensamiento abstracto
es lo mismo que todos los placeres:
reino de juventud.
Pasada ya la cumbre de la vida,
justo del otro lado, yo contemplo
un paisaje no exento de belleza
en los días de sol, pero en invierno inhóspito.
Aquí sería dulce levantar la casa
que otros climas no necesité,
aprendiendo a ser casto y a estar solo.
Un orden de vivir, es la sabiduría.
Y qué estremecimiento,
purificado, me recorrería
mientras que atiendo al mundo
de otro modo mejor, menos intenso,
y medito a las horas tranquilas de la noche,
cuando el tiempo convida a los estudios nobles,
el severo discurso de las ideologías
-o la advertencia de las constelaciones
en la bóveda azul…
Aunque el placer del pensamiento abstracto
es lo mismo que todos los placeres:
reino de juventud.
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