Como podéis ver, las botellas fueron llegando poco a poco a la isla. Unas traían sentidas palabras en castellano, otras en latín o en griego, algunas llevaban pergaminos con dibujos cargados de simbolismo...
Entre las olas fueron avanzando botellas mandadas por chicos y chicas deseosos de paz y, arrastradas hacia la playa, flotaron hasta que algunas quedaron varadas en la arena. ¿El objetivo?, llegar a manos de aquellos que, quizá, puedan conseguir que nos acerquemos a esa utopía, la de alcanzar algún día la PAZ en el mundo.
Y así es como quedaron expresados en una pared del Centro esos deseos de nuestros alumnos, en un mural con la Isla de la Paz y numerosos mensajes de naúfragos alcanzando su primer objetivo.
¿El siguiente?...ser leídos y remover conciencias.
Precioso.
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